¿Quién se escandaliza por una motosierra?
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Publicado en El Mercurio, 10.10.2015
Publicado en El Mercurio, 10.10.2015
Autor: Axel Kaiser
Señor Director:
Olof Page en carta de ayer afirma que no habría injusticia en prohibir a las personas que han adquirido propiedad bajo igualdad de oportunidades disponer de esta para beneficiar a sus hijos porque ellos mismos acordaron no destinarla a ello en las condiciones originales.
Siguiendo esa lógica podríamos decir que aun cuando se haya acordado un sistema totalitario de oportunidades este sería justo si todas las partes están de acuerdo con sus reglas fundantes. No es esto, sin embargo, lo que se sugiere en la discusión por los igualitaristas, quienes al defender igualdad de oportunidades no reducen la moralidad de su propuesta a un factor consensual. Para distinguirla de la igualdad de resultados prometen progreso y libertad, sin los cuales no tiene mucho sentido hablar de oportunidades. Pero ambos objetivos, como parece admitir Page, son imposibles si se aplica un esquema igualitario de oportunidades consecuente, lo que significa que el objeto del acuerdo original se verá defraudado a menos que no seamos consistentes en su aplicación.
Más aun, si la igualdad de oportunidades fuera el estándar para determinar si una distribución de riqueza es justa, no sería siquiera necesario un acuerdo. Una dictadura igualitaria en que todos tienen lo mismo sería más justa socialmente que una democracia en que se permite el mercado y la desigualdad. Esto nos lleva nuevamente al punto más relevante en esta discusión: que la igualdad de oportunidades impuesta por el Estado no se distingue en la praxis de la igualdad de resultados, y por tanto implica violentar sistemáticamente la libertad y propiedad de las personas aplastando su dignidad.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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