Falacia de los extremos
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Señor Director:
La gran virtud de la democracia no está en ganar una elección y acceder al poder, más bien todo lo contrario. La gran virtud de la democracia está en perder la elección y poder dormir tranquilo al final de la jornada electoral, a sabiendas que el vencedor no podrá destinar su poder en nuestra contra gracias a una institucionalidad sólida que limita la discrecionalidad de su actuar.
Por esta razón, la democracia en Chile, la noche del 25 de octubre, no debería depender del triunfo del Apruebo o del Rechazo, sino en la capacidad de aceptar de forma pacífica el resultado de las urnas, con independencia de la opción elegida.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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«La libertad no es un regalo de Dios,
sino una conquista humana»