La guerra contra la razón: Humanidades o Ciencia
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Entre la fantasía popular y el debate jurídico se desarrolla nuestra actual discusión constitucional. Lo primero se evidencia cuando no pocos le conceden a la Constitución un carácter mágico según el cual sus deseos y esperanzas se podrán concretar mediante la redacción de una nueva carta fundamental. Lo segundo, aunque necesario, termina por monopolizar lo que entendernos como una "reflexión seria" sobre la materia, limitándola a una cuestión de técnica jurídica, cuando a todas luces se trata de un asunto todavía más complejo.
Pero lo cierto es que, parafraseando a Adenauer, «la Constitución es demasiado importante corno para dejársela solo a los constitucionalistas». Todos tenemos el deber de afrontar seriamente la cuestión constitucional sin importar nuestras distintas experiencias, conocimientos o grados académicos, y, por ende, nadie tiene licencia para tomarse este problema a la ligera.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»