El delirio institucional del feminismo de género
Estas semanas han dado un golpe directo al feminismo de género, no solo porque los últimos sucesos han dejado al descubierto […]
Publicada en La Segunda, 23.12.2020Caótico fin de año. Con los fines de semana encerrados, todo el ajetreo se concentró de lunes a viernes. La gente anda loca por las calles. Una amiga reclamaba que en Santiago las personas, además de mironas, caminan lento. Debió asomarse estos días, cuando todo el mundo anda alienado pensando en sus objetivos neoliberales, crisis financieras y existenciales.
Nos dimos cuenta de cosas que no calzaban, como eso de que Giorgio Jackson fuese tan generoso con su sueldo. Su mejor amigo del colegio había dicho a El Sábado que Giorgio «era la persona más cagada del mundo». Él insistía que donaba la mitad de lo que ganaba (incluso encaró a Bonvallet en TV). Un verdadero neojesuita. Pero era falso, no donaba nada. De hecho, de esa mitad que decían que donaban, un cuarto era para cuentas de ahorro propias —para sus futuras campañas—, otro cuarto para sus camaradas y la otra mitad para el partido. Un chiste.
"Esta reforma, que aprobaron hasta 'opositores' como Schalper, desmintió, eso sí, otra cosa: que las pensiones no eran de los chilenos, como Fernando Atria insistía e hizo creer a la mitad de Chile. Ahora empezó a decir que el Banco Central no responde ante nadie. Otra falsedad, pero no importa. Atria seguirá paseándose por matinales"
Tampoco calzaba el récord histórico de inmigrantes llegando a Chile este último tiempo si el problema no eran 30 pesos sino 30 años de miseria. Ahora dejaron de llegar, se entiende. Quizás por eso el Frente Amplio le pidió al TC que se pronuncie por la ley de inmigración. Raro, acuden al tribunal pero ahora se enojan porque se pronunció en contra de la que será recordada como la peor política pública de nuestra historia: el retiro del 10% (a través de una burla constitucional).
Una cosa es oponerse a licitar la construcción del nuevo hospital de Coyhaique, pero otra cosa es destruir el hospital antiguo para quedarse sin ninguno. Eso se hizo con las pensiones, idea sugerida por Desbordes que no volaba por ningún lado hasta que fanáticos centristas empezaron a abrir la puerta —como dijo también David Bravo en este diario— con fórmulas para millonarios de Luxemburgo. No les gustaba la metáfora de la puerta (de la cual, por lo demás, se creían dueños). El picaporte no funcionó y ya estamos financiando campañas para constituyentes y gobernadores con el tercer retiro. Esta reforma, que aprobaron hasta 'opositores' como Schalper, desmintió, eso sí, otra cosa: que las pensiones no eran de los chilenos, como Fernando Atria insistía e hizo creer a la mitad de Chile. Ahora empezó a decir que el Banco Central no responde ante nadie. Otra falsedad, pero no importa. Atria seguirá paseándose por matinales. Ahora hasta agarra parlantes y se instala a predicar en el Paseo Ahumada. Le queda bien.
"La modernidad y sus cuasi revoluciones que afloran por el mundo nos traerán una nueva Constitución que espero, nos entregue futuro"
El virus aceleró el cambio cultural-laboral y le dio un descanso a la naturaleza. Además, hubo lluvias apaciguando esta sequía perpetua. Ni idea cómo lo hizo el Gobierno, pero el diputado Fuenzalida superó a todos diciendo que no se vacunaría. La modernidad y sus cuasi revoluciones que afloran por el mundo nos traerán una nueva Constitución que espero, nos entregue futuro. Al menos se legisla sobre eutanasia, un avance que alivia.
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