La batalla recién comienza
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Publicado en El Mercurio, 21.12.2025
Publicado en El Mercurio, 21.12.2025
Autor: Gerardo Varela
Mi amigo Kotito, gran retratista de la naturaleza humana, un verdadero «kiltro» conocedor de la calle viendo el discurso del domingo de José Antonio Kast, me dijo, esto es lo que la gente quiere: «una rebelión de los nerds». Mi amigo tiene un punto, Chile necesita eso, un poco de tranquilidad y reposo, más corbata y menos tatuajes; más tecito y menos piscola, más prosa y menos poesía. Volver a tener un presidente trabajador, aunque sea aburrido, que se vista de terno para que entrando a la Moneda dignifique la elegancia del palacio, de la guardia presidencial y del cargo. Su discurso de victoria parecía más una homilía que una arenga política, pero fue un respiro después de tanto discurso progre en idioma «karamanos».
Hoy por alguna razón misteriosa, ser católico se ha transformado en ultraderecha y ser liberal económico en fascista. El fascismo y el comunismo son anti religiosos y anticapitalistas, situándose en las antípodas de Kast. Con independencia del largo del discurso, me gustó su mensaje, que trasmitía humanidad y agradecimiento, reivindicaba el valor del diálogo y la tolerancia y llamaba al esfuerzo, la honradez y la responsabilidad. Ojalá que esa sea la impronta del gobierno. Hoy después de muchos intentos adolescentes por buscar atajos, volvemos a que el progreso se logra con educación, inversión y un sistema político funcional.
«Gobierno de emergencia significa dejar de lado por un rato la pelea ideológica que les gusta a los políticos, pero fastidia a la calle y dedicarse a mejorar esas calles, por las que transitan millones de chilenos todos los días».
Un gobierno de emergencia significa tener ambiciones modestas, pero cumplirlas. No es querer refundar el país, sino recuperar sus fundaciones. No es crear a la fuerza un hombre nuevo, sino que premiar lo bueno y castigar lo malo del hombre que conocemos y que es resultado de una evolución milenaria. No es terminar con el Estado, sino mejorarlo para que sirva a los ciudadanos, porque para eso existe. No es terminar con la inmigración, sino que ordenarla para que Chile reciba a las personas que sus servicios públicos pueden atender, su mercado laboral pueda absorber, y las policías puedan vigilar.
Gobierno de emergencia significa dejar de lado por un rato la pelea ideológica que les gusta a los políticos, pero fastidia a la calle y dedicarse a mejorar esas calles, por las que transitan millones de chilenos todos los días. Ellos quieren ir a comprar sin que les roben el auto; llegar a su casa sin mirar para atrás por si lo vienen siguiendo para pegarle un portonazo, mandar a sus hijos al colegio sin temor que los acuchillen; hablar por celular sin que pase un motochorro y se lo robe; caminar en la noche sin temor a un asalto; poder andar en metro o en micro sin tener que estar vigilante; poder dormir con la ventana abierta y sin estar atento a los ladridos del perro, comer en la terraza de un restaurant sin que le roben el reloj; recogerse en su casa sin temor a un turbazo; cosechar en Traiguén admirando la belleza del trigo sin miedo a esos pocos mapuches violentos que intimidan quemando, asaltando y matando a huincas e indígenas por igual. Es tal el anhelo de seguridad de los chilenos, que Kast incluso ganó en 14 de los 19 recintos penitenciarios donde se podía votar.
Chile requiere recuperar las normas de civilidad elementales. Que los niños pidan por favor y den las gracias, que los profesores eduquen a sus alumnos en vez de suministrarles molotovs, que los delincuentes le teman a carabineros y no al revés, y que los jueces reserven su severidad para los bandidos, no para los policías.
Kast ha llegado a la política armado con las virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y con las cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza), lo que es bueno en la medida que no pretenda hacer un gobierno confesional, porque también gobierna el Chile laico. El presidente electo debe cuidarse de no poner siempre la otra mejilla, porque la política es una jungla, donde la caridad cristiana es reemplazada por la ley del más fuerte. En política, recordaba Maquiavelo, es preferible que el Príncipe sea temido a que sea amado, debiendo evitar ser odiado.
Desde la serie «Big Bang Theory», que celebramos a los nerds y nos reíamos cuando trataban de hacerse los cools con resultados predecibles. La gracia de Kast es que es genuino y es siempre el mismo, con Milei, la Sra. Juanita o el ex Pdte. Frei. Eso nos habla que ha llegado un hombre grande a la Moneda, que no viene a habitar el cargo, sino que a ejercerlo.
Hay un viejo dicho «sé gentil con los nerds, porque muy probablemente algún día uno de ellos será tu jefe». Bueno ese día ha llegado para todos.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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