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La vocera anticapitalista Publicada en Cooperativa, 20.12.2023

La vocera anticapitalista

imagen autor Autor: Jorge Gomez

Frente al caso de fraude al Fisco por casi 240 mil millones de pesos, la minuta del Gobierno y de la vocera Camila Vallejo se centró en reforzar que se trataba de empresarios. Claramente, el propósito de aquello era apelar a un sentimiento gregario muy básico, donde los empresarios siempre están bajo sospecha. La idea de fondo, reinstalar la idea de la reforma tributaria como remedio.

No tardaron quienes buscaron ligar el tema con el plebiscito constitucional porque una de las imputadas milita en el Partido Republicano. Un absurdo. Si fuera por eso, es claro que Daniel Andrade, Camila Polizzi o Rojas Vade están por el En Contra. Pero incluso, entre los 51 imputados, se dice que hay uno que era de aquellos que decía «que la dignidad se haga costumbre».

La pretensión del Gobierno y su vocera de aludir a los empresarios denota su profunda mentalidad anticapitalista. Más aún porque la investigación del Ministerio Público y la Brigada Investigadora de Lavado de Activos de la Policía de Investigaciones dan a entender que estamos ante grupos organizados para cometer fraude aduanero y lavado de activos. Las aristas podrían incluso llegar a funcionarios públicos eventualmente.

«Contrario a lo que quiere instalar la vocera anticapitalista del gobierno, los apetitos de los políticos por el poder, el dinero y por posicionar a su parentela, no desaparecen por cobrar más impuestos y denostar a los empresarios».

La vocera Camila Vallejo se centró en reforzar que se hablara de empresarios porque su interés no es la probidad pública, sino que le interesa cuestionar la figura o concepto del empresario. Pero esto termina siendo una retórica vacía y burda. Eso se nota aún más cuando se considera el contraste con el escándalo de las fundaciones, donde Democracia Viva es el baluarte.

En el caso Democracia Viva estamos ante dirigentes políticos cercanos a las altas esferas del poder frente amplistas. Daniel Andrade no era cualquier militante de Revolución Democrática, sino que muy cercano a la diputada Catalina Pérez y a otros dirigentes. Durante el octubrismo protestaba en pleno centro de Santiago junto a varios conocidos dirigentes frenteamplistas como Gonzalo Winter, Vlado Mirosevic, Giorgio Jackson e incluso el actual Presidente Boric. Carlos Contreras no era un político cualquiera y por algo se le nombró subsecretario. Sin embargo, frente a todo eso, el Gobierno ha evitado hablar de políticos a secas.

Considerando lo anterior, resulta cuestionable la pretensión adicional del Ejecutivo, y de diputados como Gonzalo Winter, de reinstalar la idea de que es necesaria la reforma tributaria, apelando a evitar fraudes como los de 240 mil millones. Pero mayores impuestos no necesariamente evitan fraudes tributarios.

Mayores impuestos tampoco inhiben los apetitos de políticos, como los ahora exmilitantes de RD formalizados, que se tientan con los jugosos recursos de los que se hace el Estado y que pone a su inescrupulosa disposición. Frente a casos de fraude que involucran particulares y dirigentes políticos, el discurso oficial trata de instalar la opinión de que el problema serían los empresarios y la respuesta los políticos. Un bulo que nadie debería creer.

Por eso, es aún más cuestionable el nexo que establecieron algunos, como el senador Daniel Nuñez, y el propio ministro Mario Marcel, entre los 240 mil millones defraudados y la creación de Cesfam, la provisión de patrullas o la construcción de cárceles y viviendas. Pero el mega fraude consistía, entre otras cosas, en obtener devoluciones por exportaciones nunca hechas.

Lo planteado por el Gobierno es un discurso abiertamente engañoso si consideramos que los recursos recaudados vía impuestos también están expuestos a la ineficiencia o la falta de escrúpulo de algunos políticos. Eso es también el caso de Democracia Viva por si alguien lo olvida.

Entonces, ante el fraude multimillonario lo honesto también debería ser el preguntarse cuántas Democracias Vivas surgirían a costa de esos recursos o cuántos amigos y parientes tendrían cargos bien pagados en el Estado con todo ese dineral disponible. O cuánto de esos recursos se despilfarrarían para vender la pomada de la justicia social, en favor del proselitismo político y campañas de medio pelo para operadores políticos de poca monta, mostrando unas cuantas canchas de fútbol pintadas a la rápida con la foto correspondiente.

Contrario a lo que quiere instalar la vocera anticapitalista del gobierno, los apetitos de los políticos por el poder, el dinero y por posicionar a su parentela, no desaparecen por cobrar más impuestos y denostar a los empresarios. Si no, piense cómo están los pueblos y países donde no hay empresarios y los políticos son amos y señores.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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