Hacia un nuevo sistema monetario
En el «Manifiesto Comunista», Marx y Engels afirmaron que era necesaria la «centralización del crédito en manos del Estado, por medio de un banco nacional, con capital del Estado y régimen de monopolio».
No es una exageración decir que esto es similar a la esencia de la banca central moderna. Los Estados han arrebatado a los privados el poder de emitir dinero y han entregado su monopolio, así como el control del crédito, a órganos de planificación central, que son los principales responsables de generar parte de la inestabilidad económica global.
«La banca central tiene una tarea imposible. Tal vez es hora de imaginar un nuevo sistema monetario que permita la competencia de monedas y la libertad real de precios del crédito».
Y lo hacen de la siguiente manera. Las tasas de interés son un precio que, en un mercado libre, fluctúa de acuerdo con la lógica de la oferta y la demanda. Esto implica que, en ausencia de manipulación monetaria, los proyectos de inversión estarán respaldados por ahorros reales, es decir, riqueza existente en la sociedad que se expresa en la forma de bajas tasas de interés.
En principio, los proyectos de inversión comenzados bajo tales condiciones serán rentables en términos de costos versus retornos. Si, por el contrario, las tasas de interés son altas, el mercado enviará una señal en el sentido de que no existirán los recursos liberados que hagan viables muchos proyectos de inversión de mediano y largo plazo. En este caso, una alta tasa de interés determinada por el mercado impide la toma de decisiones económicamente irracionales.
Los bancos centrales alteran este proceso al manipular las tasas de interés, creando dinero de la nada para estimular la demanda. Ese dinero no respaldado en producción real reduce las tasas de interés artificialmente, haciendo atractivos proyectos de inversión y activos que, sin manipulación monetaria, no habrían sido considerados por los potenciales inversionistas de la misma manera. Particularmente sensibles a las bajas de tasas son los proyectos de inversión de largo plazo como los de tipo inmobiliario.
Como la cantidad de bienes y servicios no ha aumentado, la mayor demanda de los inversionistas que ahora cuentan con el nuevo dinero conduce a un aumento de los precios de factores de producción y otros. El fin del boom desatado por bajas tasas viene tan pronto los bancos terminan con la expansión del crédito para frenar la inflación. Entonces colapsan las burbujas de deuda y activos infladas por la manipulación del mercado.
Eso es exactamente lo que viene sucediendo desde hace décadas en el mundo desarrollado. Cada vez que la Reserva Federal (Fed) inflaba una burbuja, después la reventaba subiendo tasas, llevando a la economía a una recesión. A su vez, la Fed intentaba combatir esa necesaria recesión bajando las tasas aún más, engendrando burbujas todavía mayores. Tras las recientes alzas de tasas hemos visto el colapso de diversos activos inflados por la política monetaria expansiva de la última década y media.
Ahora bien, dados los niveles de deuda privada y pública acumulada, probablemente los bancos centrales tendrán que cambiar de curso a pesar de la inflación, pues de lo contrario arriesgarán crisis severas. Esto refleja que, en última instancia, la banca central tiene una tarea imposible. Tal vez es hora de imaginar un nuevo sistema monetario que permita la competencia de monedas y la libertad real de precios del crédito.
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