Siempre existirá el número de personas que -por ideología, odiosidad o por ímpetu- serán capaces de destruir un país.
Los gobiernos deberán prepararse para competir por seducir a los campeones del mundo de las ideas, para que desarrollen sus proyectos en sus países.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos que no pueden cambiar sus mentes, no pueden cambiar nada»
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