Aplausos, luego indemnizaciones
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Publicado en El Líbero, 14.02.2025Señor Director:
La reciente publicación de los resultados fiscales de 2024 por parte de la Dirección de Presupuestos (Dipres) ha confirmado lo que muchos economistas advertían: la deuda pública del Gobierno Central ha seguido creciendo a un ritmo preocupante, alcanzando el 42,3% del PIB. Este nivel se acerca peligrosamente al 45%, considerado un umbral crítico de endeudamiento para Chile. Lo más alarmante es que este incremento no responde a ninguna crisis económica, sanitaria o social que lo justifique. No hubo pandemia, ni estallido social, ni recesión global. Lo único que ha habido es un Gobierno que gasta sin control y sin horizonte de sostenibilidad.
«Si un Gobierno incrementa la deuda sin necesidad, el problema no es financiero, sino político. Si el Gobierno de Gabriel Boric aumenta la deuda sin mediar ninguna calamidad, es porque la calamidad es el propio Gobierno del Presidente Boric».
El endeudamiento del Estado ha sido históricamente justificado con argumentos de emergencia: crisis externas, catástrofes naturales o recesiones económicas. Sin embargo, la actual administración ha roto con ese principio. Sin ningún evento extraordinario que explique su nivel de gasto, el Gobierno de Gabriel Boric ha seguido ampliando la deuda pública a niveles preocupantes, hipotecando el futuro del país sin ofrecer nada sólido a cambio. Lo que antes se justificaba como una medida excepcional hoy se ha convertido en la norma.
Uno de los aspectos más preocupantes de este descontrol fiscal es el uso de los fondos soberanos, específicamente el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES). En 2024 se utilizaron más de 3.800 millones de dólares de estos recursos, lo que generó advertencias desde el Consejo Fiscal Autónomo (CFA). El FEES fue diseñado como un mecanismo para enfrentar emergencias y amortiguar choques externos. Sin embargo, la actual administración lo ha utilizado como un comodín para financiar un déficit fiscal creciente. Es un acto irresponsable que debilita la capacidad del país para enfrentar futuras crisis reales.
Este problema no es sólo económico, sino también político. La irresponsabilidad fiscal de Gabriel Boric y Mario Marcel no sólo compromete el presente, sino que hipoteca el futuro. Los gobiernos venideros recibirán un país más endeudado y con menos herramientas para manejar eventuales crisis. Cada peso que se gasta sin planificación hoy es un peso menos para salud, educación y seguridad en el futuro. No se trata de una discusión ideológica, sino de un principio básico de administración responsable.
En su afán por expandir el gasto público, el Gobierno ha ignorado cualquier límite, confiando en que el endeudamiento puede reemplazar indefinidamente la generación de ingresos. No es sólo que se gaste más de lo que se tiene, sino que se hace sin un plan realista para sostenerlo en el tiempo. El problema no es la falta de más impuestos, sino la falta de responsabilidad en la administración de los recursos existentes.
Si un Gobierno incrementa la deuda sin necesidad, el problema no es financiero, sino político. Si el Gobierno de Gabriel Boric aumenta la deuda sin mediar ninguna calamidad, es porque la calamidad es el propio Gobierno del Presidente Boric.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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