Albert Einstein decía que la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos y es en ella donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Hace tiempo que en nuestro país se viene hablando de crisis.
Me parece impresentable la declaración de Giorgio Jackson en la discusión parlamentaria por el retiro de los fondos de pensión. En primer lugar, por la ligereza y poco dominio técnico que emplea para comparar el uso de los fondos del Seguro de Cesantía con los Fondos de pensión.
¿Cuántas veces hemos escuchado, visto o leído de episodios de violencia, con heridos, incendios e incluso muertos en la provincia de Arauco y en la contigua Araucanía? Probablemente muchos y ocurre que más de 230 personas, víctimas de violencia, se encuentran en un estancamiento respecto a los planes de ayuda para palear tal situación.
Estas semanas hemos visto casos alarmantes de desbordes institucionales y de trasgresiones al Estado de Derecho. Mas aún, pareciera que desde octubre el fenómeno que más se ha hecho evidente y habitual es actuar al margen de la ley e ignorar las reglas establecidas. Es como si, en menos de seis meses, hubiéramos pasado de ser uno de los pocos países de América Latina que cumplía las normas, a un país de forajidos sin la ley.
Hay miles de eventos que representan exactamente lo que el presidente norteamericano describe.
Agustín Squella dijo que “todo derecho tiene un límite”, cuestionando el derecho de los padres de traspasar sus valores a sus hijos. Lo más chistoso que le he leído desde que acusó a Roger Scruton de «neoliberal». En algo tiene razón, eso sí: los derechos tienen límites, algo que Fernando Atria olvida cuando le conviene.
Son muchos los hogares chilenos golpeados por los efectos de la crisis sanitaria. Múltiples figuras del mundo político, de izquierda y derecha, creen tener la solución para decir basta al sufrimiento de estas familias. Poco a poco se instala en la discusión pública el fetichismo previsional que podría poner en riesgo las futuras pensiones de millones de chilenos.
El remezón económico que se está produciendo a consecuencia del coronavirus tenderá a rebarajar el naipe de la discusión pública. […]
Disiento radicalmente con esta frase de José de Gregorio publicada en su diario el día de ayer: «La confianza en el correcto funcionamiento de instituciones autónomas no debiera depender de restricciones mecánicas».
¿Cuánto pasado debemos quemar para sentir que finalmente se ha hecho justicia?
La discusión sobre la estrategia para continuar abordando la pandemia del coronavirus en la región suma otro capítulo. Fueron veinticuatro alcaldes de la región del Biobío que se reunieron para aunar propuestas que presentar al mandamás de Salud, ministro Enrique Paris, y al ministro del Interior Gonzalo Blumel. ¿El objetivo? Adquirir nuevas facultades en materia sanitaria y de seguridad. Para ello arguyen su abultado conocimiento de la realidad local.
Cuando se comete un homicidio ¿cómo responden las sociedades liberales modernas? Lo hacen a través de una sentencia dictada por jueces letrados como colofón de un proceso penal donde se le garantizan una serie de derechos al imputado, incluso si resulta declarado culpable.
si las leyes no son conocidas ni comprendidas por los ciudadanos que presumen que su capricho es sinónimo de derechos, y además son distorsionadas sus funciones por los representantes que creen que su voluntad origina el derecho, también las normas jurídicas quedan despojadas de autoridad.
La pandemia ha generado un desplome económico de proporciones enormes. Esta crisis ha causado además un aumento considerable en la deuda pública de Chile, lo que a su vez ha despertado la preocupación de los principales clasificadores internacionales de riesgo.
En carta a su diario el día de ayer, Raphael Bergoeing sostiene que la gente que aduce peligrosos riesgos para oponerse a ciertos cambios es tonta (él dice 'necia'). Sin embargo, agrega otra razón, pero oculta: esa gente no querría transparentar sus intereses y, entonces, hablaría de riesgos como pretexto.
'La confianza en el correcto funcionamiento de instituciones autónomas no debiera depender de restricciones mecánicas'
'…es la pérdida de las humanidades -el alma de cualquier civilización- lo que explica en parte no menor el deterioro del diálogo racional y el auge de un irracionalismo tribal que concibe la vida en sociedad únicamente en términos de opresores y víctimas….'.
Semana de símbolos. El Presidente nos recordó que aún no se da cuenta de que es el presidente de un país. Un concejal en skate —paladín del pontificado urbano y el almacén de barrio caro— nos recordó la todavía presente adolescencia de los frenteamplistas: predicar y no practicar.
Durante estas semanas, han ocurrido casos alarmantes que evidencian la profunda degradación de los principios de la libertad de expresión que fundamentan una sociedad abierta. Si bien esta horadación de la libertad de expresión lleva ocurriendo hace más de década en occidente, en los últimos años no ha hecho más que intensificarse debido a los enjambres digitales y las cámaras de eco de las redes sociales.
La centroizquierda se enfrenta a dos carencias insalvables: un proyecto político que aglutine a la población tras su diagnóstico e ideas para el país y una figura que lo encarne para llevarlo a cabo.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida.
A menudo viene con sacrificios y luchas.»