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Carmona, Martínez y la tradición allendista Publicado en El Líbero, 10.04.2025

Carmona, Martínez y la tradición allendista

imagen autor Autor: Antonia Russi

Los dichos de Lautaro Carmona sobre la necesidad de escribir una nueva Constitución son de suma relevancia. Si bien, ante los dichos del presidente del Partido Comunista (PC), algunas voces de la derecha lo han calificado como algo anecdótico, nostálgico y sin posibles repercusiones, estimo que esto puede ser muy grave para nuestro país.

Si se considera la acostumbrada forma de operar de los comunistas, siempre con sus objetivos a largo plazo, junto a los dichos de la presidenta del Frente Amplio, Constanza Martínez, es necesario replantearse la mentalidad condescendiente y tomarnos con seriedad los siguientes pasos de la izquierda radical chilena. Constanza Martínez sostuvo que los objetivos del sector no han cambiado, simplemente se han ido adaptando a los tiempos. Con esto, se refiere, como ella misma aclaró, a que su agenda radical y revolucionaria (que hoy por hoy podríamos denominar octubrista) sigue en pie. Lo anterior significaría, por ejemplo, la persecución del fin de las AFP y la instalación de un sistema de reparto. Pero, entonces ¿qué los detuvo? Simplemente que aún no era el momento indicado.

«El Frente Amplio y el Partido Comunista son más similares de lo que han querido demostrar en el último tiempo. La careta de moderación del gobierno es simplemente una fachada necesaria para mantenerse en el poder»

De esta manera, lo que se puede concluir de ambas declaraciones –bastante sincrónicas por lo demás– es que, en primer lugar, el Frente Amplio y el Partido Comunista son más similares de lo que han querido demostrar en el último tiempo. Gabriel Boric ha gobernado con el Partido Comunista y esto no debe pasarse por alto. En segundo lugar, están adelantando su estrategia opositora. Esto significa, que la careta de moderación del gobierno es simplemente una fachada necesaria para mantenerse en el poder. Así, cuando sean oposición, podrán volver a sus raíces revolucionarias y octubristas. Lo que es claro es que, para ellos, nada ha cambiado. Simplemente la mascarada democrática les ha sido funcional a su «vocación de poder».

En tercer lugar, los dichos de Carmona no son una anécdota y todo quien se considere de oposición al PC debe dejar toda ingenuidad respecto de sus dichos. Para ellos, su objetivo está claro y no podemos dejarlo pasar. El Partido Comunista busca la instalación de un régimen autoritario y cualquier apariencia de respeto a las instituciones democráticas es simplemente una fría estrategia política. Por su parte, el Frente Amplio, seguirá actuando como lo ha hecho, es decir, como los fieles aliados de la extrema y antidemocrática izquierda chilena.

Quizás es menester recordar que hace 55 años la Democracia Cristiana (DC) vio la necesidad de hacerle firmar a Salvador Allende el Pacto de Garantías Democráticas. Esto se debió, entre otras muchas cosas, por las aprensiones –bastante fundadas– de la DC respecto de las pulsiones antidemocráticas del candidato de la Unidad Popular. Pacto que nunca pretendió cumplir, según él mismo admitió en 1971 a Régis Debray: «Sigo convencido que fue correcto producir ese Estatuto de garantías, pero es conveniente aclarar que no es justo usar la palabra negociación, por cuanto nosotros no cedimos una línea de nuestro programa de gobierno […]. En ese momento lo importante era tomar el gobierno». Evidentemente, ni el Frente Amplio ni el presidente son exactamente equivalentes a la Unidad Popular. Sin embargo, nadie puede negar la plena admiración ideológica de ambos por Salvador Allende y su partido.

Comentar esto es importante para recordar que la política de la nueva izquierda tiene una tradición histórica; que por palabras de sus mismos dirigentes y sobre todo del presidente Boric, se inspira, en gran medida, en el «legado» de Allende y la Unidad Popular. Por ello, su historia y proyección son parte de un mismo relato y de una misma teleología. Para quienes buscamos proteger las libertades y el progreso de nuestra nación, es fundamental recordar las ambiciones de la izquierda chilena y no sucumbir frente a sus estratagemas.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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