Reino Unido versus Chile: avances en la agenda trans afirmativa
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Publicado en Ex-Ante, 21.03.2023Economista y magíster en PUC; MA en Economía Política King’s College London, autor del libro Geografía de Pájaros (2015). Fernando Claro también dirige la revista «Átomo», que defiende las ideas liberales desde una amplia perspectiva. En esta entrevista analiza las corrientes anticapitalistas en Chile.
-Acabas de publicar un polémico libro de Ludwig Von Misen, «La mentalidad anticapitalista» (1956). ¿Qué significa la mentalidad anticapitalista hoy?
-El libro trata sobre la animadversión que existe contra el capitalismo. A pesar de todos los éxitos empíricos que nos ha entregado. Lo interesante es que él se basa en teorías psicológicas muy propias de los que vivieron en Viena. Por ejemplo, trata de explicar por qué los actores de Hollywood, a pesar de ser de los más grandes beneficiados del sistema de libre mercado, son a su vez sus súper críticos del capitalismo, al igual que ciertos escritores, intelectuales.
-¿Algo así se dio sobre la propuesta de la anterior Convención, que fue apoyada por muchas estrellas de Hollywood?
-Eso fue un delirio. Y más encima desde un país tan lejano como Chile para ellos obviamente no tuvo ninguna consecuencia. Ni siquiera se la habían leído bajo ninguna circunstancia. Ellos vivían en una país con una Constitución absolutamente diferente a la que estaban proponiendo en Chile. Esto responde a razones nada más que estéticas.
-El actor Mark Ruffalo decía que esta propuesta dejaba atrás la crueldad de Pinochet.
-Claro, cuando en realidad se refería a la Constitución de Lagos. Eso es culpa incluso de la gente en Chile, que trató de instalar ese mensaje. Pinochet afuera es una figura importante. Entonces se entiende que un hollywoodense que no tiene idea de lo que es Chile, crea que seguimos bajo un sistema pinochetista.
-¿El Presidente Boric tiene mentalidad anticapitalista?
-Absolutamente. Él es un crítico del capitalismo, a pesar de todos los beneficios que le ha dado al país. ¿Qué significa eso? No sabemos, porque ahora está en contra de los retiros, a favor del TPP. Pero toda su retórica anterior alimenta un odio visceral, irracional, que termina por desfondar las instituciones. Eso es lo que hemos estado viviendo el último año.
-¿Te defines como alguien de derecha?
-Liberal de centro.
-Te lo pregunto porque la palabra liberal se usa mucho y cuando eso pasa empieza a terminar vaciándose de sentido. ¿Qué es ser liberal en Chile en 2023?
-Lo que uno busca es que cada persona realice su proyecto de vida de la manera más lógica posible, sin afectar la vida de los otros. Y para eso es necesario que el Estado no afecte tus derechos básicos.
-Ludwig von Mises defiende la monarquía, ¿no es una contradicción?
-Una monarquía parlamentaria.
-¿Pero sigue siendo monarquía?
-Tiene miles de años de tradición…
-Mises, sin ir más lejos, también se refiere a los conservadores anticapitalistas…
-Y explica que el liberalismo critica la monarquía, pero para establecer una monarquía parlamentaria y proteger los derechos individuales, respetando símbolos y tradiciones no-opresivas, no para hacer una revolución sangrienta que terminara como en Francia. Critica la aristocracia, para quitarle sus privilegios legales, no para quitarle todos sus bienes. Y critica a la Iglesia, pero para establecer liberad de conciencia, no para eliminar ni prohibir la religión. Por eso explica que los conservadores deberían apoyar las causas liberales.
-Ahora se cumple una efeméride bien importante: 50 años del golpe. ¿Cuál es tu visión sobre ese evento?
-Fue un momento triste del que tenemos que aprender y que desgraciadamente no lo hemos superado a pesar de todo.
-¿Cómo evalúas este primer año del Presidente Boric?
-Quizás lo más sorprendente es lo que han hecho con el lenguaje. No han parado de distorsionar el significado. Es increíble. Cuando uno leía a Orwell de chico era bien difícil imaginar que te iba a tocar vivir lo qué el autor de «1984» decía. El doble discurso, lo que anticipa «La rebelión de la granja». Y eso estamos viviendo. La Unión Soviética, la dictadura, justifican la violencia, que es propio de los regímenes totalitarios. Eso es algo que está absolutamente prohibido dentro de las personas que se consideran liberales.
-Pero el liberalismo también puede caer en extremos…
-Hay personas que son anárquicas. Nosotros no entendemos esa posición.
-¿Qué te dice la palabra neoliberal?
-La verdad es que esa palabra no tiene ningún significado. Hice un ensayo justamente estudiando el origen de la palabra y creo que no tiene sentido utilizarla porque nadie sabe a lo que se está refiriendo la persona que lo maneja, tanto el emisor como el receptor. Y en general se arma una diálogo de sordos que no puede avanzar a ningún lado.
-Has criticado duramente a los jesuitas por «buenistas». ¿Pero han tenido logros en educación?
-Ese buenismo alejado de toda racionalidad, ha sido también fuente de inspiración y crítica de otras políticas públicas que han hecho mucho daño al país. Lo único que han hecho ha sido perjudicar a quienes ellos, en teoría, dicen proteger. ¿Qué estarían diciendo hoy sobre los militares en la Araucanía si no fueran ellos quienes gobiernan? Con acusaciones constitucionales dirían que la derecha «no comprende los problemas políticos y los militariza». ¿Y sobre los desalojos de tomas ilegales?
-¿Crees que el «buenismo» ha sido negativo?
-Ahora, hace unas semanas, apareció el alcalde Vodanovic otro que se dio cuenta, a avanzada edad de que había pobres en Chile y se contaminó de ese buenismo—, con videos en Instagram diciendo que no tendrán más tolerancia con las tomas. Su partido, RD, y todo el programa de Boric, fueron los creadores de la frase, junto a Giorgio Jackson, de que la gente «no anda tomándose terrenos por hobby» y por lo tanto no había que desalojarlos.
¿Qué hace eso sino incentivar la destrucción del Estado de Derecho e incentivar también las tomas? El caos que ha generado eso es muy grande, impidiendo el desarrollo de proyectos sociales en lugares como el mismo Maipú y San Antonio, con el narcotráfico metido entremedio. ¿Y dónde está la justicia o el Ministro de Vivienda?
-¿Qué piensas sobre la labor que ha hecho un Techo para Chile?
-Esta semana TECHO sacó un informe sobre los campamentos en Chile. El problema es real y está en alza, pero no utilizan la palabra “ilegal” ni “toma” en todo el documento de más de 170 páginas y menos hablan de las políticas que incentivaron las tomas, las que decían que con las cuales no se desalojaría a las personas.
-¿Qué papel juega la Corte Suprema en este punto?
-La CS llegó a apoyar en algún grado esta postura, pero después se desdijo. La Corte Suprema, especialmente la Tercera Sala, ha sido también una de las causantes del deterioro del Estado de Derecho en este país, por extraño que suene. Se han dedicado a hacer políticas públicas en función de los criterios de los jueces, forzando argumentos, y alejándose de su rol que debería ser sentenciar ajustado a derecho.
Va a pasar exactamente lo mismo, se va a perjudicar a los más pobres, si siguen odiosos y obcecados contra el sistema de salud mixto con el tratamiento completamente alejado de derecho que le están dando a las isapres.
-¿Tienes una visión crítica de las nuevas generaciones?
-El «no estoy ni ahí» del Chino Ríos no fue un fenómeno nacional, sino que mundial. En el mundo entero, durante los 90, tener una causa o andar opinando, era algo raro, casi mal visto —más aun en Chile, un país de cultura o carácter más chato—. Querer cambiar algo era casi patético. La apatía era lo que la llevaba. Esto, sin embargo, cambió durante los 2000 y terminó revirtiéndose. En Chile, por ejemplo, las generaciones cercanas a los 40, que no diferenciaban a Frei Ruiz Tagle de Frei Montalva empezaron a colgarse de las nuevas, que venían más opinantes y que querían cambiar el mundo.
La carencia de educación cívica existente en Chile tuvo un factor generacional que la profundizó, además del desprecio de la elite chilena por los libros, la historia y las ideas, claro. Da para largo, pero ese fenómeno es real y generalizado.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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