Los chilenos nos hemos visto enfrentados a un difícil comienzo de año, con un incendio que en los primeros días de febrero, asoló la V Región de nuestro país, terminando con 131 vidas humanas. A ello se le suma la trágica muerte del ex presidente Sebastián Piñera, recordándonos su liderazgo frente a las catástrofes naturales y humanas, que como hoy, enfrenta nuestro país.
Sin duda, la muerte trae consigo una invitación a la reflexión y el respeto al dolor de sus seres queridos debería motivar, al menos, sentimientos de compasión y cordialidad.
Sin embargo, hemos presenciado la triste decadencia de quienes creen que la celebración de una muerte en una barricada es una manifestación de justicia. Con esto, solo podemos concluir que quienes no respetan la muerte, tampoco lo harán con la dignidad ni la libertad humana. Ambos, valores fundamentales para una sociedad más próspera, libre y civilizada.
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