Llama la atención la inconsistencia que supone demandar más espacios de democracia directa en el proceso constituyente y al mismo tiempo pretender manipular la decisión popular del Plebiscito Nacional a través de reformar a una ley ya plebiscitada junto con alterar los resultados o el peso de las elecciones de convencionales a través de mecanismos como la paridad o los escaños reservados para pueblos indígenas. ¿Quieren escuchar de verdad a la ciudadanía o solo les basta con una apariencia de ella para confirmar sus ideas?
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