Los recientes comentarios del senador Daniel Núñez (PC) y del diputado Gonzalo Winter (CS) confirman el escaso respeto a la democracia de la izquierda radical que nos gobierna. Además, su táctica de chantajear usando la violencia con fines políticos cuando las circunstancias no les favorecen es preocupante.
Es fundamental recordar a estos parlamentarios que Chile es una democracia liberal. Esto implica elecciones libres, separación de poderes, un Estado de derecho y la protección de los derechos individuales. Por lo tanto, instar al gobierno a ejercer «presión ciudadana» o a gobernar mediante «decretos», debido a la falta de mayoría parlamentaria para imponer su agenda ideológica, es irresponsable. Esta actitud constituye un grave atentado contra la democracia liberal y podría abrir la puerta al autoritarismo.
Como ciudadanos libres, debemos defender la libertad y rechazar el uso de la violencia como herramienta política en un sistema democrático, porque la violencia destruye la democracia, y sin democracia, no hay libertad. Está claro que la izquierda extrema siempre recurrirá a la violencia como último recurso cuando la democracia no les sirva para alcanzar sus objetivos políticos y no cederá un milímetro en su propósito.
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