Héroes y villanos: no nos olvidemos
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Publicada en El Líbero, 19.01.2024Apenas arribado a Davos, Javier Milei prometió plantar las ideas de la libertad en un foro socialista, y su cometido no ha quedado en vano. Su participación en el Foro Económico Mundial ha causado múltiples reacciones alrededor del mundo: desde el fervor de sus simpatizantes hasta la poco sorprendente indignación de una prensa internacional que ya nos tiene acostumbrados a aproximaciones asépticas a Xi Jinping y a la inexistencia de la extrema izquierda mientras la extrema derecha campa a sus anchas alrededor del mundo.
Al discurso de Milei lo pueden acusar de todo, menos de irrelevante. En menos de 24 horas, el canal oficial del World Economic Forum ha registrado más de 160.000 vistas a la versión doblada al inglés de su alocución. Esta cifra no solo es impresionante en sí misma, sino que también eclipsa a otras figuras políticas: su discurso fue visto 40 veces más que el del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y más de 13 veces que el del presidente francés, Emmanuel Macron. El eco de sus palabras en Davos es un testimonio del hambre de un liderazgo que no solo entiende, sino que también se atreve a promulgar sus principios en un escenario mundial, desafiando las corrientes predominantes que suelen instalarse en dichos escenarios.
«El eco de sus palabras en Davos es un testimonio del hambre de un liderazgo que no solo entiende, sino que también se atreve a promulgar sus principios en un escenario mundial, desafiando las corrientes predominantes que suelen instalarse en dichos escenarios».
La participación de Milei en el Foro Económico Mundial corona y refleja las acciones y el estilo de su primer mes de Gobierno en Argentina. Durante este tiempo, Milei se ha enfrentado al desafío de transformar una nación marcada por años de dificultades económicas y políticas, manteniéndose fiel a sus ideas y principios, destacándose su enfrentamiento con los movimientos piqueteros y su política de «el que corta no cobra», una medida que simboliza un combate directo contra los que perturban el diario vivir de los argentinos honrados que ven sus calles cortadas por un malentendido derecho de protesta. Este primer mes ha sido una muestra de la determinación de Milei para implementar cambios significativos y fundamentales, buscando revitalizar una economía largamente afectada y desafiar el statu quo casi centenario de la política argentina. Esta misma determinación y franqueza caracterizaron su discurso en Davos, donde presentó con confianza su visión y sus políticas como un modelo alternativo al consenso predominante en el foro.
La presencia de Javier Milei en el Foro Económico Mundial no solo fue un desafío a las corrientes hegemónicas, sino una reivindicación audaz de los principios del liberalismo en un reducto que ha abrazado un corporativismo disfrazado hábilmente como «capitalismo de stakeholders». En un ambiente donde el capitalismo a menudo se ve entrelazado con agendas políticas y económicas que favorecen la intervención estatal y la regulación excesiva, el mensaje de Javier Milei es tan claro como incómodo. Al enfrentar la tendencia de estos foros a promover un modelo económico que, bajo la premisa de responsabilidad social y sostenibilidad, restringen la libertad individual y la dinámica del mercado, Milei resalta la necesidad de volver a los fundamentos del liberalismo económico. Su enfoque crítico hacia las políticas que fusionan intereses empresariales con objetivos políticos resalta las falencias de un sistema que a menudo beneficia a unos pocos a costa de muchos. En Davos, Milei no solo desafió el statu quo, sino que también propuso una visión alternativa del mundo económico, una que valora la autonomía, la innovación y la libertad individual como motores del progreso y la prosperidad.
Dentro de los puntos más altos del discurso del Javier Milei, destaco su reivindicación del rol de los empresarios en la sociedad. «No se dejen amedrentar ni por la casta política ni por los parásitos que viven del Estado», con estas palabras Milei instó a los asistentes a despertar del letargo impuesto por las prácticas corporativistas, las cuales a menudo adormecen el espíritu emprendedor y la innovación. Como bien nos advierte Juan Ignacio Eyzaguirre en su libro Despropósito: El sentido empresarial y cómo la corrección política amenaza el progreso, la corrección política daña el sentido empresarial con su versión simplista y maniquea de las actividades económicas, por lo que es preciso otorgar mayor autonomía a las empresas en la definición de su función, sentidos y objetivos para así adaptarnos de mejor manera a los cambios constantes y complejos que experimenta el mundo. Sin embargo, la petición de más autonomía es un clamor necesario pero insuficiente para combatir la corrección política en el mundo empresarial, Eyzaguirre lo señala claramente al principio de su libro, aunque no insiste en él a lo largo del él: necesitamos «rescatar el valor de la empresa como motor esencial de desarrollo de la sociedad» (p. 22).
Milei en su discurso fue más allá al subrayar a la empresa como un ente moralmente valioso precisamente por ser un motor esencial del desarrollo de la sociedad. Contrariamente a la idea de que las empresas son entidades moralmente neutras que requieren la imposición de valores externos, Milei sostiene que las empresas son intrínsecamente valiosas por proveer bienes y servicios. Esta clase de defensas como las formuladas por Milei son fundamentales para disipar las sombras de la corrección política y así reafirmar el papel constructivo del empresariado en el avance social.
En definitiva, la participación de Milei en el Foro Económico Mundial no solo ha sido el reflejo de su enérgica impronta, sino también una manifestación clara de su compromiso con la reivindicación de valores liberales esenciales incluso en escenarios donde estos son peregrinos. Su defensa audaz de la libertad, la propiedad y la vida, subrayan una visión del mundo donde la libertad y la responsabilidad personal son pilares del desarrollo y el progreso. Su presencia y palabras en Davos marcan un hito importante en la lucha contra la corrección política y el corporativismo, ofreciendo una perspectiva alternativa para el futuro de la economía global y la sociedad.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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