¿Más modernización, más acceso?
La digitalización de la sociedad es un hecho innegable. Uno de los beneficios de dicha realidad es que nos permite hacer cosas sin la necesidad de realizarlas de manera presencial. Por ejemplo, la educación online es cada vez más común, las transferencias bancarias y ni hablar de la mensajería instantánea. Nuestra manera de comunicarnos y relacionarnos ha cambiado -para bien o para mal- gracias a la tecnología. Pero, ¿qué pasa con el Estado? ¿Cómo los avances tecnológicos han modificado nuestra interacción con éste?
El retraso en esta materia no sólo es culpa del último gobierno de turno -que perdió una gran oportunidad al no poner entre sus prioridades la necesaria modernización del Estado-, sino que es algo que todos los chilenos hemos dejado de lado, privilegiando demandas más llamativas a la opinión pública. Como resultado de esto, los avances en esta área durante los últimos años han sido débiles.
El descontento ciudadano hacia la acción gubernamental tiene bastante que ver con su poca capacidad de responder adecuadamente a las necesidades del Chile del s. XXI, acostumbrado a un nivel de vida basado en la inmediatez. Si bien los beneficios de la modernización del Estado son indiscutibles, el desafío está en comprender que más modernización no significa necesariamente mejor y mayor acceso a los bienes y servicios públicos. Por ejemplo, ¿cómo hacemos llegar los beneficios de la digitalización a zonas donde muchas veces ni siquiera cuentan con conexión a internet? ¿Qué pasa con los analfabetos digitales?
La Fundación País Digital realizó en 2017 un estudio sobre el uso de internet en nuestro país. El informe evidencia diferencias significativas en la materia, sobre todo en las dimensiones geográfica, etaria y educacional. A nivel urbano el número de usuarios de internet llega al 70% y en zonas rurales sólo al 42,4%. La brecha aumenta al centrarnos en la dimensión etaria: por ejemplo, si el uso de internet en personas de entre 30-34 años llega al 85%, entre quienes tienen 65-69 años llega sólo al 27%. Por último, las cifras de uso de internet según nivel educacional fluctúan entre un 35% a un 98,3%, entendiendo que, a mayor grado educacional, mayor uso tecnológico.
Si bien la modernización del Estado responde a una creciente necesidad de obtener mejores servicios y bienes públicos, debemos ser cuidadosos y generar procesos de alfabetización digital que permitan su uso a un sector amplio de los chilenos, sobre todo entre quienes más dependen de él. De esta forma, se debe generar conciencia sobre la urgencia de contar con una educación acorde a las necesidades de hoy, en el cual el uso de computadores y aplicaciones es cada vez más indispensable para evitar futuros analfabetos en la materia.
Otro factor que no debemos dejar de lado es que el camino hacia la modernización no es inmediato, sino un proceso de larga data que necesita seguimiento, constancia y conocimiento acerca de las características sociodemográficas de nuestro país. En este punto, contar con el consenso político es clave, ya que serán acciones que transcienden a los gobiernos de turno.
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