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Liberalismo, catolicismo y Miss Reef Publicado en La Segunda, 07.03.2018

Liberalismo, catolicismo y Miss Reef

A falta de una izquierda ordenada y con ideas sensatas, parece que en la derecha empiezan a buscar enemigos internos. Así, durante el verano, diferentes conservadores nos entregaron un debate respecto al liberalismo y otros gajes del oficio.
Pablo Ortúzar, del IES, y recién llegado a Inglaterra, mandó a leer libros —incluso, algunos de la década del 40 a diferentes intelectuales liberales, suponiendo que no los habían leído, cual «galán rural» recomienda sastres luego de llegar a la capital. Carlos Williamson, desde la UC, atacó obcecadamente a fantasmas inexistentes en Chile que estarían abogando por la inexistencia de regulaciones, protecciones sociales y subsidios. Finalmente, Joaquín García-Huidobro, quien en parte inició esto, dijo que estaba buscando liberales que adhirieran al "verdadero liberalismo", como si existiera uno solo —nada más alejado de la realidad— y, además, que ese "verdadero liberalismo" era uno que estaba en contra de la eutanasia, el divorcio o arrendar un vientre. Su principal argumento era que los liberales clásicos eran puritanos. Esto es como decir que dado que John Stuart Mill —uno de los padres del liberalismo clásico— era utilitarista, se sigue que quien no sea utilitarista no sería liberal. Su segundo argumento era que defender las ideas, como la libertad de arrendar vientre, en pos de la libertad económica, implicaba "no haber entendido nada" sobre liberalismo.
"A falta de una izquierda ordenada (...) parece que en la derecha empiezan a buscar enemigos internos".

En ese caso, simplemente se defiende a una mujer que nació sin útero su derecho de ser madre, cuestión que en el pasado no habría podido (quizás tengamos que ganar otro Oscar para que parejas chilenas no tengan que ir a un país vecino por esto). De seguir así, la discusión no terminará nunca, ya que solo arman caricaturas y atacan fantasmas que no existen en vez de sincerar sus posiciones.Hace unos días, Cristóbal Bellolio comparó, con total razón, al feminismo que defiende la suspensión del Miss Reef con los talibanes que esconden a las mujeres tras sus ropas y cortinas porque, según ellos, "apenas posan sus ojos los unos en los otros, se apodera de todos ellos un irrefrenable deseo carnal". Yo iría más lejos, o más cerca más bien: En mi colegio, católico, no había profesoras en ningún nivel; de repente se les prohibió entrar a nuestras "socias" de interescolar; y a mi generación completa se nos prohibió elegir madrinas de confirmación —solo padrinos—: ¿El supuesto antropológico? El mismo. ¿Explícito? Obvio que no. Me imagino que no habrían permitido el concurso de Miss Reef para el día del colegio, así como me imagino que el concurso no es del gusto de nuestros amigos conservadores.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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