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El «Odio a los ricos» Publicado en El Mercurio, 09.12.2023

El «Odio a los ricos»

Hace pocos días tuve la oportunidad de presentar el último libro de Axel Kaiser (Ediciones El Mercurio), en coautoría con el historiador y cientista político alemán Rainer Zitelman. Con el sugerente título de «El odio a los ricos» podría haber sido el lema de campaña del Frente Amplio, hasta que los compañeros de Revolución Democrática echaron todo por la borda con el «Caso convenios».

Según el libro, el odio se explica por el desconocimiento, la envidia y la ignorancia económica de los que creen que la riqueza no se crea sino que es un juego de suma cero. El primero proviene de que la mayoría de la gente dice no conocer a ningún millonario, a los cuales por supuesto les atribuyen los peores vicios. Sin embargo, la opinión cambia en aquellos que declaran conocer a uno porque, respecto a ese millonario que conocen, resulta no ser tan perverso como los otros. Esto enseña que si los millonarios no quieres ser odiados deben dar a conocer sus obras y su humanidad.

«La riqueza se crea con trabajo o con capital. Y este gobierno ha sido hostil a ambos. Al primero lo castigó empeorando la educación y generando desempleo. Al segundo, aumentando impuestos, generando inflación y encareciendo el emprendimiento».

La otra razón es la envidia. Zitelman aporta datos duros respecto de la encuesta más completa que se ha hecho sobre el tema, en lo que se denomina el coeficiente de envidia social. Esto muestra que los chilenos somos la mitad de envidiosos que los franceses y el doble que los polacos. Además, el libro demuestra que si el Estado le quita todo a las 10 familias más ricas de Chile (US$40 mil millones), este se lo gasta en medio año, lo que no soluciona ninguno de nuestros problemas.

Finalmente está la idea equivocada que la riqueza es como una torta que se distribuye y no que se crea, y que lo que alguien recibe es porque se lo quita a otro (juego de suma cero). Esa tontera es refutada por China que liberó su economía y al mismo tiempo surgieron miles de ricos y millones salieron de la pobreza.

Por esas coincidencias del destino, la misma semana del lanzamiento del libro moría el millonario Charles Munger, el socio eterno de Warren Buffet en Berkshire Hathaway. Las intervenciones y consejos de ambos en la reunión anual del fondo Berkshire en Omaha (denominada el «Woodstock de los inversionistas»), son esperados por millones de personas. Es tal la riqueza que han creado que, a su vecino de la casa del frente, Warren le ofreció invertir US$10 mil cuando empezó, cosa que el vecino declinó. Si hubiera aceptado la oferta hoy tendría US$400 millones.

Munger aconsejaba que en la casa de un millonario el librero debía ser grande y la tv chica, y no al revés. Y su regla de oro en la vida era que se obtiene lo que se recompensa. En otras palabras, que los incentivos determinan los resultados. Si quieres tener hormigas en casa echa azúcar en el suelo, decía Munger. Si quieres que nadie pague el CAE, anuncia que lo vas a condonar; si quieres delincuencia, desautoriza a Carabineros y solidariza con el vandalismo; y si quieres que nadie invierta, persigue el lucro. La violencia y estancamiento del país prueban la verdad de esta regla.

Lo que hoy sabemos es que la causa de la riqueza de una nación es la misma para que florezcan los ricos y desaparezca la pobreza. Seguridad personal y patrimonial, comercio abierto, libertad de emprender; una justicia que haga cumplir la ley y los contratos, y un gobierno que mantenga la estabilidad de la moneda. Por eso que en EEUU hay más millonarios que en toda África y Medio Oriente juntos.

Los millonarios son la consecuencia de la prosperidad de un país, no su causa. Son un termómetro de su vitalidad y dinamismo. Los países prosperan gracias al esfuerzo, la ambición y la creatividad de miles de personas que luchan por surgir. De esos, sólo unos pocos se hacen ricos. Pero si castigaran al que lo logra, nadie lo intentaría y todos saldrían perjudicados. Por eso es que siempre debe haber ganadores en una lotería. Si el Estado le expropiara todo al que gana, nadie jugaría.

La riqueza se crea con trabajo o con capital. Y este gobierno ha sido hostil a ambos. Al primero lo castigó empeorando la educación y generando desempleo. Al segundo, aumentando impuestos, generando inflación y encareciendo el emprendimiento. Como siga así, el Frente Amplio habrá logrado lo de siempre de la izquierda cavernaria (Venezuela, Cuba, etc…): hacer desaparecer a los ricos que odian y multiplicar a los pobres que aman.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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