El llamado de Rosa María Payá
Una vez más, el socialismo del siglo XXI fue noticia por las atrocidades cometidas contra opositores a la dictadura de Nicolás Maduro. Muerte, represión y hambre. La misma semana, hemos recibido a una de las principales opositoras de las dictaduras socialistas contemporáneas: Rosa María Payá. Con un mensaje de paz, democracia y libertad, ha hecho un llamado para que cuidemos nuestra institucionalidad, que ellos tanto han luchado por recuperar. En el clima polarizado de hoy, resulta fundamental hacer eco del mensaje que viene difundiendo Payá en los últimos años.
"Como ha dicho Payá, evocando a grandes defensores de una sociedad libre, la democracia y la libertad se pierden cuando quienes creen en ella no hacen lo suficiente por defenderla."
En Chile, hablar de democracia o libertad no parece relevante, porque son valores que damos por hecho. Los entendemos presentes, como anclados en lo profundo de nuestra alma republicana. Siempre nos hemos jactado de aquello. Ha sido de tal magnitud dicho acostumbramiento, que nos olvidamos de abogar de forma permanente por su respeto.
Esta indiferencia pavimenta el camino para que aquellos sectores que ideológicamente desprecian la libertad personal y la democracia liberal comiencen a ser escuchados por la ciudadanía, la que, no consciente de las consecuencias de aquello, cae de forma incauta en las redes del populismo totalitario que viene desarrollándose en el último tiempo. Y así vociferan el cambio del modelo, una nueva democracia y tantos otros ejemplos que apuntan a lo mismo, la transformación sustancial de la forma en que vivimos, sin ninguna propuesta en concreto. Peligroso e irresponsable.
Estos actores —como el Frente Amplio— han trabajado inteligentemente desde las sensibilidades ciudadanas, para estructurar un discurso que suena bonito, pero que sólo encubre un desprecio absoluto por nuestras instituciones. La promesa de un futuro esplendoroso como consecuencia de extirpar dichas instituciones es el cebo perfecto para caer en las garras del populismo. Cubanos y venezolanos pueden dar cuenta de aquello.
Más que nunca debemos retomar la defensa de valores que nos han hecho ejemplo de estabilidad, amistad cívica y consenso, que tantas veces nos han tenido en la puerta del desarrollo. Como ha dicho Payá, evocando a grandes defensores de una sociedad libre, la democracia y la libertad se pierden cuando quienes creen en ella no hacen lo suficiente por defenderla. Por el bien de Chile, debemos cuidar nuestra institucionalidad.
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Las opiniones expresadas en la presente columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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