El Déjà Vu de Michelle
No son pocas las similitudes políticas entre Chile y España. Pese a las naturales diferencias en sus respectivos sistemas de gobierno, ambos países han vivido ciclos relativamente parecidos. Transiciones democráticas que se cristalizaron en gobiernos "de consenso" post Franco y Pinochet, derivaron en la última década en una clase política alicaída que poco ha podido hacer con un despertar civil que colmó de indignados la Gran Vía madrileña y la Alameda santiaguina.
El descontento ciudadano ha generado en ambos países el desgaste de una estructura electoral de dos bloques, dando paso a una política atomizada y a nuevos movimientos que, a río revuelto, se han vestido de populismo para lograr un considerable éxito en las urnas. "Podemos" en España es el ejemplo exitoso y el "PRO" chileno era la opción prometedora, hasta que MEO se financió con SQM.
Muchas veces nuestro complejo colonial nos ha llevado a considerar a España como una especie de oráculo político y una fuente de "copy/paste" de malas políticas públicas redistributivas. Sin embargo, el ciclo actual hace que esta vez sean los españoles los que deban analizar nuestro país. Una Concertación chilena que desgastada tuvo que reinventarse en una "Nueva Mayoría" -recargada con el manejo de calle del Partido Comunista-, puede ser muy similar a lo que en España el mismo Rey Felipe VI le ha propuesto a Pedro Sánchez (líder del Partido Socialista Obrero Español): formar gobierno reuniendo los apoyos necesarios de una izquierda en la que Podemos tiene un peso fundamental. Pablo Iglesias, líder del nuevo movimiento, al parecer "se conformaría" con la vicepresidencia del país, entre otros cargos claves del ejecutivo. Una cosa poca, a cambio de "mantener tranquilos" a los movimientos ciudadanos. ¿Les suena parecido?
Poder para hoy, ingobernabilidad para mañana. Antes de caer en la natural tentación de negociar con Iglesias para obtener el poder, sería bueno que Sánchez se fije un poco en el estado actual del gobierno de Bachelet. Una Presidenta que terminó con altísima aprobación su primer período, hoy está cautiva del muñequeo comunista, con sus personeros de centro incómodos, y con las peores cifras de aprobación ciudadana de la historia. Para el PSOE, ceder a Podemos es ceder a una historia institucional que si bien, lo puede convertir en gobierno en el presente, solo consagrará el camino de su propia caducidad en el futuro. Del porvenir de España, ni hablar; basta con ver cómo le ha ido a Chile con esta misma estrategia.
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