El «Odio a los ricos»
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A 4 años del estallido, el Estado de Derecho chileno se ha deteriorado en todos sus factores, lo cual podemos observar en distintas aristas de nuestra sociedad y economía.
El incremento de los crímenes más violentos —como el homicidio— han puesto en jaque la libertad que los chilenos alguna vez tuvimos para realizar nuestros proyectos de vida con seguridad.
Además, el alto nivel de incertidumbre que hemos experimentado desde octubre de 2019 ha desacelerado la economía y, a su vez, la creación de empleos, por lo que hoy tenemos un 23% más de personas que buscan trabajo y no lo encuentran. Por otro lado, la falta de políticas públicas que incentiven la inserción al empleo formal ha mantenido altas las tasas de ocupación informal (1 de cada 4 trabajadores se desempeña en la informalidad).
Todo esto se suma a la alta inflación de los últimos años —provocada por los retiros, el exceso de ayudas estatales durante la pandemia y las presiones externas—, que ha hecho que el Banco Central incremente la tasa de política monetaria para enfriar la economía, anclar expectativas y así controlar la inflación. Esto último, sumado al mayor endeudamiento del país, el caos político-social y el consiguiente aumento del “riesgo Chile”, han hecho duplicarse las tasas de interés de créditos hipotecarios, haciendo aún más difícil para los chilenos alcanzar el sueño de la casa propia.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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«La libertad no es un regalo de Dios,
sino una conquista humana.»