Postas, retenes y escuelas
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Fundación para el Progreso (FPP) - Mayo 2019Aprendizajes de la lectura de Thou Shalt Innovate, de Avi Jorisch
En 2018, Avi Jorisch, emprendedor y experto en Oriente Medio, publicó el libro Thou shalt innovate: How Israeli Ingenuity Repairs the World. A primera vista, luce como una colección de quince apasionantes relatos de innovación y de sus protagonistas, todos y cada uno documentados con dedicada investigación e interesantes conversaciones. Sin embargo, es muchísimo más que eso: es un fascinante recorrido por historias reales de liderazgo, adversidades desafiantes y un encuentro cercano con el carácter y la cultura israelíes… con el espíritu y la actitud que han convertido a un pequeño territorio difícil y rodeado de peligros en una potencia creativa y de conocimiento.
El siguiente escrito, que no es exactamente una reseña, sino más bien un ensayo crítico y una extracción de lecciones, comparte algunos de los más importantes aprendizajes que se pueden obtener de la lectura, pues lo que ofrece Avi Jorisch es una narrativa inspiradora y un valioso conjunto de ejemplos e ideas muy útiles para los líderes de hoy, no solo para los israelíes o para los judíos, sino también para el mundo y para América Latina.
En enero de 2019, Cuba, o al menos su régimen y sus simpatizantes de todo el mundo, festejaba sus seis décadas de vida revolucionaria. El presidente Miguel Díaz-Canel, para la ocasión, compartió en Twitter una reflexión. “Frei Betto nos dice: ‘¡La Revolución cubana cumple 60 años! Es muy poco para un país que es isla tres veces: por la geografía, por el bloqueo y por ser el único en la historia de Occidente que ha optado por el socialismo’”[1]. Eso escribió el actual rostro gubernamental de la dictadura caribeña en la red social.
Para quienes conocemos y hemos visto in situ el fracaso del proyecto castrista, la frase no suena como una reivindicación del «heroísmo cubano antiyanqui», sino más bien como una excusa, como una explicación ideológica de por qué a la isla le va como le va. Y todos sabemos cómo le va.
Días después, casi simultáneamente, Venezuela inundó los titulares impresos y digitales por las circunstancias que llevaron al joven político y diputado Juan Guaidó a convertirse en el presidente encargado del país, y a la facción de Nicolás Maduro a resistir en defensa del régimen chavista. Los sucesos, aún en desarrollo mientras se escriben estas líneas, expusieron con crudeza la catástrofe humanitaria venezolana, a 20 años de la llegada del socialismo chavista al poder.
No solo se pudo constatar, una vez más, la naturaleza opresiva del sistema. También quedó desnudo el más dantesco de los desastres económicos y sociales, justamente en tierras que albergan asombrosas riquezas y oportunidades. Las imágenes de parte de la población literalmente muriendo de hambre, los apagones de varios días y personas de todas las edades agonizando en los hospitales hasta morir —todo como si se estuviese padeciendo los rigores de una guerra—, son demasiado abundantes y dramáticas como para ocultarlas.
De la otrora «Venezuela Saudita», término nostálgico que denomina sus tiempos de bonanza y prosperidad económica durante la década de los setenta e inicios de los años ochenta, no quedan más que sucios escombros. ¿Cómo pudo ocurrir algo semejante en un país petrolero, precisamente en la era de las mejores cotizaciones del crudo? ¿Cómo se justifica esto en una nación geográficamente bendecida y sin los conflictos y la volatilidad de otras latitudes, como las del Oriente Medio o África?
En el discurso oficial bolivariano, la respuesta a estas preguntas está en sintonía con la que, por tantas décadas, dieron Fidel Castro y su régimen para Cuba. Y con la de Díaz-Canel en su tuit, claro: todo es culpa del imperialismo, de los ataques de Estados Unidos y de los permanentes sabotajes de sus agentes, obsesivamente dedicados a desestabilizar la revolución. Sesenta años son muy pocos para Cuba lidiando con el Tío Sam, y Venezuela no tiene por qué ser diferente… ¿verdad?
¿A qué vienen Cuba y Venezuela en esta historia? Pues a que todo esto ocurre mientras estudio el caso de Israel, intentando saber y entender más sobre su pasado, su actualidad y sus logros.
Israel es un pequeño territorio de poco más de 8 millones de habitantes y 22.000 kilómetros cuadrados. Es un espacio, se podría decir, desproporcionadamente complicado y peligroso dada la situación conflictiva con los palestinos —con los árabes en general— y por estar donde está: rodeado de países que le son en su mayoría hostiles y que no comparten la cultura y las instituciones de las democracias liberales occidentales. Es cosa de recordar a los voceros iraníes, por ejemplo, que han sido suficientemente explícitos en cuanto a su deseo de «erradicar» a Israel. Ahmadinejad solía lanzar públicamente amenazas de ese contenido y en tono belicoso[2]. Más recientemente, el Brigadier General de la Fuerza Aérea iraní, Aziz Nasirzadeh, advirtió que están —se entiende que los iraníes o sus fuerzas militares— «listos» e «impacientes» por lanzar la guerra decisiva para desaparecer a Israel[3]. Ni hablar de los hostigamientos y ataques casi diarios de grupos terroristas como Hamas y Hezbollah.
"Las exigentes adversidades geopolíticas, naturales y de otras índoles no han impedido que el país se transforme en una enérgica fuerza de creatividad e innovación tecnológica fuera de serie"
Así, en este entorno que luce imposible y aterrador, Israel se ha convertido, contra todo pronóstico, en un oasis de progreso y de asombrosos avances. Las exigentes adversidades geopolíticas, naturales y de otras índoles no han impedido que el país se transforme en una enérgica fuerza de creatividad e innovación tecnológica fuera de serie, y en uno de los centros de investigación y desarrollo más importantes del planeta. Porque Israel es, sin duda alguna, una verdadera start-up nation, como la definen Dan Senor y Paul Singer en un libro de su autoría que lleva precisamente ese título[4].
En suma, las comparaciones son siempre complicadas e imperfectas, a veces antojadizas y simplistas. Pero esta en particular puede ser muy incómoda; es tentador el contraste entre Cuba y Venezuela, por un lado, e Israel por el otro. Los primeros fueron bendecidos por la naturaleza y la geografía, pero están en ruinas, o al menos en un atraso diametralmente opuesto a sus oportunidades. El último es una piedra en el desierto convertida en máquina de prosperidad. Tiene apenas 71 años de edad y partió de cero en un lugar donde no abunda nada, salvo enemigos, peligros y condiciones muy duras. ¿Qué puede explicar semejante diferencia?
«¡¿Sabes que justo en este momento está alunizando Beresheet?![5] ¡Israel sería el cuarto país en posarse en la luna y este es el primer proyecto de este tipo, enteramente privado, en lograr eso![6] ¡Estoy tan emocionado!» Esas fueron las primeras palabras de Avi al encontrarnos recientemente en un café de la ciudad de Washington. Durante un buen rato estuvimos pegados a la pantalla del teléfono, en tensión, expectantes y compartiendo los auriculares mientras los comentarios en hebreo explicaban en vivo lo que estaba aconteciendo. ¡No podíamos perdernos el momento histórico!
Finalmente, un inconveniente inesperado hizo que Beresheet, por desgracia, se estrellara. Aún así, se veía en los rostros del equipo el orgullo de haberlo intentado, y la promesa de no cesar hasta lograrlo. Benjamin Netanyahu, presente en el centro de control de SpaceIL en Yehud, Israel, dijo: «Si a la primera no tienes éxito, lo intentas de nuevo»[7]. Morris Kahn, filántropo y presidente de la junta pública de SpaceIL, anunció en un video colocado en Twitter que habrá un Beresheet 2.0[8].
Pocos días después, se leía en prensa que investigadores israelíes habían impreso en 3D un corazón usando las células humanas de un paciente. Esto —explican— podría servir para reparar corazones con problemas. Y posiblemente para transplantes completos. Claro que este corazón, impreso en más o menos tres horas por el equipo de la Universidad de Tel Aviv, es muy pequeño para seres humanos. De hecho, mide unos 2.5 centímetros y tiene el tamaño del corazón de un conejo. Sin embargo, es el primero en haber sido impreso con todos los vasos sanguíneos, ventrículos y cámaras, utilizando una tinta hecha de los materiales biológicos del paciente[9].
Un eslogan del proyecto lunar israelí Beresheet dice Small country, big dreams (un pequeño país, grandes sueños). Y el último libro escrito por el expresidente Shimon Peres —No Room for Small Dreams: Courage, Imagination, and the Making of Modern Israel—[10] apela exactamente a la misma idea, sugiriendo que los sueños —y también el coraje y la imaginación— logran grandes cosas. ¿Es ese el secreto?
La pregunta de por qué tienen éxito o fracasan los países —las sociedades, las economías— ha sido por mucho tiempo importante en la política y en la academia. Las respuestas pueden variar de forma radical, sobre todo cuando se enfrentan apasionadamente perspectivas ideológicas, en lenguaje e intercambios argumentativos de esa naturaleza. De este tipo de debate, donde hay más interés real por proclamar la verdad que por buscarla, no se obtiene nada de mucho valor.
En estudios racionales y rigurosos, observantes de la evidencia, hay bastante más claridad y pistas. El famoso libro Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty (2012), de Daron Acemoglu y James Robinson, expone que las instituciones son fundamentales, incluso determinantes en la ecuación. En esa misma corriente se encuentran, por supuesto, autores prestigiosos como Douglass North, con todos sus estudios sobre el cambio institucional, y el influyente y reconocido historiador británico Niall Fergurson, con Civilization: The west and the rest (2011) y The Great Degeneration: How Institutions Decay and Economies Die (2014). Otros, con teorías no necesariamente excluyentes, apuntan también a factores que, en combinaciones, medidas y circunstancias particulares, aportan al progreso, como las ideas, estrategias y políticas adecuadas, los recursos y la cultura. Igualmente, la educación, la preparación de las personas y su capacidad de crear valor, así como coyunturas específicas, tienen o pueden tener considerable peso en los resultados.
"Su trabajo entrega claras lecciones, todas valiosas, para los líderes en cualquier contexto y momento, pues no son de exclusiva utilidad para el mundo israelí o judío."
El libro Thou Shalt Innovate de Avi Jorisch, que a primera vista luce solo como una colección de formidables historias de innovación y de sus protagonistas, propone observar seriamente los ingredientes culturales de la receta israelí. De una u otra manera, mayormente de forma implícita, reconoce en su análisis —o al menos no descarta— el valor de las instituciones —de la democracia liberal, por ejemplo— y de otras variables. También el de fundamentos esenciales de las economías abiertas, como el emprendimiento, las iniciativas privadas y el Estado de derecho. Sin embargo, no pone su foco allí, sino que sugiere buscar claves decisivas de la «fórmula secreta» —secret sauce— en los principios orientadores de la cultura israelí[11].
De esta manera recorre en el tiempo los campos de la medicina, la agricultura y el tratamiento de recursos naturales muy escasos como el agua. También entra en la industria militar y de defensa, en la atención de emergencias, en la alimentación, etcétera. Y selecciona quince creaciones del ingenio israelí que han tenido un impacto no solo nacional, sino en varios casos global. Avi Jorisch cuenta la historia y anécdotas de creaciones como el riego por goteo, el «Uber de las ambulancias», el sistema de misiles Cúpula de Hierro, el exoesqueleto, el firewall, una cámara minúscula que se ingiere, la cirugía robótica de espalda, el uso médico de la marihuana y un GPS para cirugías de cerebro, entre otros inventos. Cada capítulo va revelando los elementos de la fórmula.
Lo que también consigue Avi Jorisch, quizás sin ese propósito original y sin esa intención abierta, es recordar la importancia crucial del liderazgo. Su trabajo entrega claras lecciones, todas valiosas, para los líderes en cualquier contexto y momento, pues no son de exclusiva utilidad para el mundo israelí o judío. Aquí se extraen cinco, «codificadas» especialmente para América Latina.
Como se dijo, aunque Thou shalt innovate relata los casos tratados con apoyo de abundante documentación, investigación y entrevistas, que ha aprovechado el autor para elaborar cada historia y descubrir los estimulantes culturales, es también una fuente de inspiradoras lecciones para el liderazgo. Y de explicaciones sobre el excepcional desempeño de Israel.
La primera lección que puede obtenerse es sobre el poder de las narrativas. Pensando en América Latina, antes se hizo referencia a las que han popularizado el castrismo en Cuba y el chavismo en Venezuela. Si las caracterizamos, veremos que son historias marcadas por el victimismo, con «ganadores» y «perdedores». Explican el subdesarrollo de unos países porque otro más poderoso los explota, aplasta o saquea. Un juego de suma cero. Decía Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina, una importantísima obra de referencia intelectual e ideológica en la región, que «el subdesarrollo latinoamericano es una consecuencia del desarrollo ajeno, que los latinoamericanos somos pobres porque es rico el suelo que pisamos y que los lugares privilegiados por la naturaleza han sido malditos por la historia»[12]. Esta convicción, hasta el día de hoy, es sumamente popular y uno de los recursos argumentativos preferidos de muchos políticos y autores.
En una de las interpretaciones más arraigadas de la narrativa israelí, por el contrario, el país no aparece como un pequeño David en el rol de víctima débil frente a un gran Goliat. Tampoco como un tirador con buena puntería. Es más bien un David más creativo e inteligente, más ágil y avanzado que el gigante. De hecho, según esta lectura, Israel no es lo que es a pesar de las enormes adversidades, sino justamente gracias a ellas. En Israel - Island of Success, Noga Kainan y Adam Reuter cuentan que en muchas de las entrevistas que hicieron para escribir el libro escucharon siempre las mismas frases: «Gracias a los desafíos hemos tenido éxito»; «dado que no había otra elección, tuvimos que encontrar una solución»; «teníamos que ganar, de lo contrario habríamos muerto». Es como si las amenazas modelaran la capacidad de Israel de crear un futuro mejor, afirman los autores[13].
Así, las circunstancias difíciles y los peligros parecen haber estimulado el ingenio israelí, convirtiendo a la nación en una potencia creadora, que produce patentes y startups casi masivamente.
En algunos sentidos, podría decirse, Israel se asemeja a Corea del Sur, que también en corto tiempo y en condiciones muy exigentes ha emergido como una potencia global, en contraste con el atraso y la pobreza de su problemática vecina del norte.
En síntesis, el relato no cuenta que Israel sobrevive a duras penas o resiste temerosa e indignamente, sino que se le presenta como más fuerte y creativo, y con una intensa vocación de superación. Si la narrativa es uno de los recursos más potentes de los líderes exitosos, conviene tener esta primera lección muy presente.
El segundo aprendizaje interesante es sobre el poder de la cultura en medio de la diversidad. Para Avi Jorisch hay valores y principios en los fundamentos del judaísmo que compara él mismo con la ética protestante del trabajo. Explica que los judíos han recitado por mucho tiempo una oración llamada Aleinu tres veces al día. Esta les instruye, entre otras cosas, a «reparar el mundo». A esta responsabilidad hacia los demás se la conoce como tikkun olam y es muy poderosa[14]. De ahí que muchas innovaciones e iniciativas sorprendentes y de alto impacto estén orientadas a salvar y mejorar vidas, incluso fuera de Israel.
Al mismo tiempo, y contrario a lo que puede parecer, la israelí no es una cultura que pueda describirse como «cerrada» u homogénea. Es cierto que hay una fuerte identidad y un sentido de pertenencia al grupo —o «tribu»— tremendo, pero la histórica diáspora judía ha producido en la joven nación un efecto muy interesante. En un reciente artículo publicado en The Jerusalem Post, y titulado United Colors of Bandages: Israel’s secret sauce, Avi Jorisch escribe que judíos de unos 130 países, que hablan más de 100 idiomas diferentes, han emigrado a Israel[15]. No debe haber muchos sitios tan diversos en el planeta, y tan conectados culturalmente con otras partes del mundo a través de personas con identidades compartidas. Una nota: Imad y Reem Younis son los protagonistas árabes de uno de los casos que aparecen en el libro de Jorisch. Fundaron en 1993 Alpha Omega, la mayor compañía árabe de alta tecnología de Israel, dedicada a la neurociencia y a equipos avanzados de neurocirugía funcional. En la compañía trabajan musulmanes, judíos y cristianos.
"la diversidad —y con ella la tolerancia y la apertura— fomenta una riqueza de perspectivas, prácticas e ideas muy grande, cuyo potencial creativo es invaluable."
Para el liderazgo esto es muy importante, pues la diversidad —y con ella la tolerancia y la apertura— fomenta una riqueza de perspectivas, prácticas e ideas muy grande, cuyo potencial creativo es invaluable. En una reciente visita exploratoria a Silicon Valley, en diciembre de 2018, este fue uno de los hechos que pude constatar personalmente. Los equipos de trabajo de los gigantes tecnológicos de la zona están siempre conformados por personas de orígenes muy diversos, unidos por compromisos y valores corporativos compartidos. Casi cada encuentro que tuvimos juntaba en una mesa —o nos ponía en contacto con— estadounidenses, indios, latinoamericanos, pakistaníes, chinos, coreanos y europeos. Una caminata por el campus de Facebook, por ejemplo, ofrece un paisaje multicolor increíble... y una oferta gastronómica muy variada que incluye un par de carros de comida rápida halal (حلال), es decir, que cumple con los requisitos religiosos de rigor para los musulmanes.
El tercer elemento es la actitud. Hay un término popular en el mundo judío que se lee chutzpah. Proviene del hebreo ḥutspâ (חֻצְפָּה) y es algo así como «insolencia», «desfachatez», «imprudencia» o «atrevimiento». En yiddish tiene, originalmente, una connotación negativa, pero en inglés suele usarse para expresar la idea de «tener agallas», coraje, audacia. Pues bien, parece que la chutzpah es un atributo muy israelí.
En The weapon wizards: how Israel became a high-tech military superpower, los autores Yaakov Katz y Amir Bohbot escriben que el desarrollo de la Cúpula de Hierro es una historia que combina todas las características por las que los israelíes son famosos: la chutzpah, la persistencia, la improvisación y la simple y llana innovación[16].
La Cúpula de Hierro (en inglés Iron Dome y en hebreo כִּפַּת בַּרְזֶל, kippat barzel) es un sistema móvil de defensa aérea, equipado con misiles y desarrollado por la empresa Rafael Advanced Defense Systems. Está diseñado con tecnología capaz de interceptar y destruir cohetes de corto alcance y proyectiles artilleros usados por los terroristas para bombardear a civiles en poblados y ciudades israelíes.
El recuento de Avi Jorisch sobre la Cúpula de Hierro coincide con Katz y Bohbot, particularmente en cómo uno de los protagonistas encarna la chutzpah: Danny Gold, el hombre que desafió a todos y rompió reglas para sacar adelante un sistema que hoy está salvando vidas con una tasa de efectividad reportada de entre 85 y 90%.
Para Jorisch, la chutzpah está presente en cada uno de los quince relatos de su libro. De hecho, lo está en toda la historia nacional. Esta se manifiesta en una forma de originalidad similar a la que Adam Grant en su libro Originals define como no-conformismo[17]. O a lo que Carmen Medina[18] y Lois Kelly llaman good rebels o «buenos rebeldes»[19].
La importancia de una actitud crítica es la cuarta lección. Muy brevemente: en el libro se afirma que en Israel hay una cultura que anima a las personas a desafiar a la autoridad y a cuestionar lo obvio, pero no en el sentido de causar caos, romper las normas de convivencia o dudar de todo por puro afán de rebeldía sin causa, sino de no asumir la mayor jerarquía formal como algo incontestable o lo que parece evidente como irrefutable. Incluso en el ejército es muy común, y hasta «normal», ver oficiales de menor rango cuestionar a sus superiores sin que esto suponga necesariamente represalias o escándalo.
La visión y la vocación de impacto podrían converger en un quinto y último punto, también expuesto aquí en pocas palabras. Todas las historias relatadas en el libro tienen como protagonistas a visionarios, a personas con una excepcional habilidad para ver lo que otros no ven y capaces de imaginar vívida y creativamente futuros y soluciones para problemas prácticos y trascendentales. Los visionarios son muy dados a encontrar potencial y posibilidades por doquier y prefieren ver las cosas, no como son, sino como podrían ser. Son un común denominador en las iniciativas exitosas e imprescindibles para el progreso. Sin ellos no hay manera inteligente y ambiciosa de impulsarlo.
La propia vida de Israel tiene en cada uno de sus episodios a visionarios de todo perfil y en todos los ámbitos: en la política, en la empresa, en la tecnología, en las Fuerzas Armadas y en las instituciones.
"los líderes importan, no tanto por cuántos seguidores o admiradores tienen, y menos por qué posiciones o cargos ostentan, sino por su fuerza movilizadora y creadora, por el impacto, el sentido y la trascendencia de sus acciones."
La vocación de impacto, por su parte, se muestra clara en las ansias de hacer la diferencia y en el rol casi desproporcionado de Israel y de los innovadores israelíes en la resolución de algunos de los más críticos desafíos globales. Es el espíritu de tikkun olam, el concepto judío de «arreglar el mundo», como plantea Avi Jorisch.
En mayo de este año (2019), en Santiago de Chile, en la celebración oficial del Yom Haatzmaut o Día de la Independencia que organizó la Embajada de Israel, se podían ver varios atriles que sostenían elegantemente imágenes de visionarios israelíes actuales: el Dr. Barak Dayan en el campo de la óptica cuántica; Biomateriales Regentis y la reparación de tejidos; Dov Moran con su invento, la unidad flash USB; Sarit Kraus, con sus investigaciones en inteligencia artificial; el Prof. Moussa Youdim con sus más de 100 patentes, 800 artículos científicos y su trabajo para combatir la enfermedad de Parkinson y otros males neurodegenerativos; y Ben-Zion Shilo con sus descubrimientos pioneros en el estudio del desarrollo embrionario, entre muchos otros. Visión, vocación de impacto y soluciones creativas.
Todos estos atributos, agrupados en las cinco lecciones propuestas, distinguen a los líderes en algo muy importante: en lo que significan, en sus propósitos, en sus causas, sean en el ámbito público o en el privado. Porque los líderes importan, no tanto por cuántos seguidores o admiradores tienen, y menos por qué posiciones o cargos ostentan, sino por su fuerza movilizadora y creadora, por el impacto, el sentido y la trascendencia de sus acciones.
Uno de los momentos más inspiradores y aleccionadores del libro Thou shalt innovate trata sobre una experiencia personal del autor. Avi Jorisch cuenta que uno de sus pequeños hijos, de entonces cinco años de edad, trató de forma inadecuada a un hombre sin hogar que estaba en la calle, a la intemperie entre bolsas plásticas. Así que Avi le preguntó al pequeño cuáles eran las cinco reglas de la casa. El niño respondió: be a mensch —que entre inglés y yiddish traduce más o menos «sé un persona de integridad y honor»—, haz del mundo un lugar mejor, da tu mayor esfuerzo, nunca te rindas y pásalo bien[20].
No quisiera contar el desenlace de lo ocurrido, pero sí que deja una bella moraleja de humanidad. La anécdota refuerza la importancia de los fundamentos éticos en la vida y es una preciosa lección sobre los valores y el sentido de responsabilidad.
Thou Shalt Innovate es, pues, una lectura de altísimo valor para los líderes de hoy, cualquiera sea su ámbito de acción e influencia, su origen o su entorno cultural. Cuando he afirmado al comienzo que ofrece ideas de utilidad para el mundo y para América Latina es porque la noción de «reparar el mundo» no está alejada de lo inscrito en el pensamiento liberal (clásico) occidental, en la concepción ilustrada del humanismo y la sociedad abierta. Escribe Steven Pinker en Enlightenment Now: The Case for Reason, Science, Humanism, and Progress que las personas estamos dotadas de simpatía, de la capacidad de agradar, amar, respetar, ayudar y mostrar bondad. Podemos ser recíprocamente benevolentes con amigos, familiares y colegas. Tenemos la responsabilidad de dar lo que esperamos para nosotros mismos y podemos fomentar el bienestar de los demás al mejorar la vida, la salud, el conocimiento, la libertad. Al incrementar la abundancia, la seguridad, la belleza y la paz. La historia nos muestra que cuando simpatizamos con los demás y aplicamos nuestro ingenio para mejorar la condición humana, podemos avanzar y progresar[21].
"Thou Shalt Innovate es un argumento muy fuerte contra la narrativa del victimismo y del derrotismo, tan arraigada en América Latina"
Finalmente, Thou Shalt Innovate es un argumento muy fuerte contra la narrativa del victimismo y del derrotismo, tan arraigada en América Latina. También recuerda lo desafiante del mundo de hoy. Lo demandante que es en cuanto a actitudes e ingenio, por las oportunidades y las grandes preguntas que están planteadas. Así, en las cinco lecciones tratadas hay maravillosas revelaciones de una fórmula secreta que todos podemos conocer y preparar.
Emprendedor y experto en Oriente Medio. Es senior fellow del American Foreign Policy Council y fundador de IMS, una empresa de procesamiento comercial que brinda servicios a clientes en todo el país. Líder en la exploración de las tendencias de innovación global, en asuntos del mundo árabe, contraterrorismo y finanzas ilícitas, Jorisch trabajó también en los Departamentos de Hacienda y Defensa de los EE.UU. Tiene una licenciatura en historia de la Universidad de Binghamton y una maestría en historia islámica de la Universidad Hebrea de Jerusalén. También estudió filosofía árabe e islámica en la American University de El Cairo y en la Universidad de al-Azhar, la principal institución del aprendizaje islámico sunita. Jorisch es autor de cinco libros y sus artículos han aparecido en medios influyentes como New York Times, Wall Street Journal, Foreign Affairs, Forbes y Al-Arabiya.net. Su publicación editorial más reciente y vendida, Thou Shalt Innovate: How Israeli Ingenuity Repairs the World, está siendo traducida a 26 idiomas, entre ellos el español. Avi Jorisch es miembro del Council on Foreign Relations y de la Entrepreneurs’ Organization.
Más sobre Avi Jorisch en avijorisch.com | @AviJorisch
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Rafael Rincón-Urdaneta Z. es ingeniero comercial, columnista y consultor chileno de origen venezolano con experiencia en la industria transnacional petrolera y en otros sectores. Hoy es Director de Estrategia y Asuntos Globales de FPP, uno de los think tanks pro sociedad libre más influyentes de Chile y América Latina. Allí también conduce el Proyecto Václav Havel y el área temática de tendencias y desafíos globales. Rafael tiene un máster en Relaciones Internacionales y un Doctorado en Estudios Americanos. Ha sido profesor en varias universidades, entre ellas la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile). Su trabajo principal está en los campos de tendencias, estrategia, liderazgo y diplomacia, con especial interés en Medio Oriente, terrorismo y tecnología. Habla varios idiomas, entre ellos alemán, árabe, checo, francés, holandés, italiano e inglés.
MáRafael Rincón en [email protected] | @rrinconuz
[1] En el tuit de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, aparecido en su cuenta @DiazCanelB, se lee textualmente: «Frei Betto nos dice: “¡La Revolución cubana cumple 60 años! Es muy poco para un país que es isla tres veces: por la geografía, por el bloqueo y por ser el único en la historia de Occidente que ha optado por el socialismo” #SomosCuba #SomosContinuidad #YoVotoSí», 4 de enero de 2019. https://twitter.com/DiazCanelB/status/1081157507249328128
[2] «In New York, defiant Ahmadinejad says Israel will be “eliminated”», Reuters, 24 de septiembre de 2012. https://www.reuters.com/article/us-un-assembly-ahmadinejad/in-new-york-defiant-ahmadinejad-says-israel-will-be-eliminated-idUSBRE88N0HF20120924
[3] «Iranian air chief: “We’re ready for the decisive war that will destroy Israel”», Times of Israel, 21 de enero de 2019. https://www.timesofisrael.com/iranian-air-chief-were-ready-for-war-that-will-destroy-israel/
[4] Dan Senor y Paul Singer, Start-up Nation: The Story of Israel's Economic Miracle, Nueva York, Hachette Book Group, 2009.
[5] La nave israelí estaba destinada a convertir al país en la cuarta potencia en posarse en la Luna y en ser la primera sonda financiada por capital privado en llegar hasta allí.
[6] Solo tres países han conseguido esto antes: Estados Unidos, la extinta Unión Soviética y China. SpaceIL es la empresa privada que ha impulsado el proyecto.
[7] «La sonda israelí Bereshit se estrella en la Luna», ABC, 12 de abril de 2019. https://www.abc.es/ciencia/abci-sonda-israeli-bereshit-estrella-luna-201904112211_noticia.html
[8] El anuncio en el perfil de Twitter @TeamSpaceIL, de Israel to the Moon, dice: «The dream goes on! Morris Kahn just announced the launching of Beresheet 2.0 #Beresheet2.0 #IsraeltotheMoon», 13 de abril de 2019. https://twitter.com/TeamSpaceIL/status/1117108316554125312
[9] «Israeli Researchers Print 3D Heart Using Patient’s Own Cells», Bloomberg, 15 de abril de 2019. https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-04-15/israeli-researchers-print-3d-heart-using-patient-s-own-cells
[10] Shimon Peres, No Room for Small Dreams: Courage, Imagination, and the Making of Modern Israel, Harper Collins, 2017.
[11] «And as importantly, as countries around the world try to elucidate Israel’s innovative ‘secret sauce’ for their own populations and economies, they should look to the essence of Israeli culture for guiding principles». Avi Jorisch, Thou Shalt Innovate. How Israeli Ingenuity Repairs the World, Gefen, Jerusalem-New York, 2018, pos. 162 de 6076
[12] Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, México, Siglo XXI Editores, septuagesimosexta edición, revisada y corregida, 2004, p. 341. https://static.telesurtv.net/filesOnRFS/news/2015/04/13/las_venas_abiertas_de_amxrica_latina.pdf
[13] «In many of the interviews we conducted during the collection of material for this book, we heard the same sentences: “Because of the challenges, we succeeded”; “Because there was no choice—we had to find a solution”; “We had to win; otherwise we would die.” It seems that overcoming threats shapes Israelis’ ability to create a better future». Noga Kainan y Adam Reuter, Israel - Island of Success, North Charleston, South Carolina, CreateSpace Independent Publishing Platform, 2018, p. vii de 287
[14] Avi Jorisch, A. (2018) Thou Shalt Innovate: How Israeli Ingenuity Repairs the World. Avi Jorisch, Thou Shalt Innovate. How Israeli Ingenuity Repairs the World, Gefen, Jerusalem-New York, 2018, pos. 218 de 6076
[15] Avi Jorisch, United Colors of Bandages: Israel’s secret sauce, The Jerusalem Post, 18 de abril de 2019. https://www.jpost.com/Opinion/United-colors-of-bandages-Israels-secret-sauce-587334
[16] Yaakov Katz y Amir Bohbot, The weapon wizards: how Israel became a high-tech military superpower, New York, St. Martin’s Press, 2017. p. 145 de 288.
[17] Adam Grant, Originals: How Non-Conformists Move the World, New York, Penguin Books, 2017
[18] Carmen Medina, nacida en Puerto Rico, trabajó por 32 años (1978-2010) en la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), donde llegó a ocupar los más altos cargos. Allí formó parte de una alianza informal de «rebeldes» —o «herejes», como ella se autodenominaba— abocada a producir cambios en la organización. Carmen Medina se ganó enemigos y rechazo. Hasta puso en riesgo su propio trabajo. Sin embargo, en el largo plazo logró que la CIA llegara ser más diversa y efectiva. Algunos de sus proyectos han ayudado, de hecho, a prevenir ataques terroristas.
[19] Carmen Medina y Lois Kelly, Rebels at Work: A Handbook for Leading Change from Within, O’Reilly, 2014.
[20] Jorisch, A. (2018) Thou Shalt Innovate: How Israeli Ingenuity Repairs the World. Avi Jorisch, A. (2018) Thou Shalt Innovate: How Israeli Ingenuity Repairs the World. Avi Jorisch, Thou Shalt Innovate. How Israeli Ingenuity Repairs the World, Gefen, Jerusalem-New York, 2018, pos. 2721 de 6076
[21] «As a sentient being, you have the potential to flourish. You can refine your faculty of reason itself by learning and debating. You can seek explanations of the natural world through science, and insight into the human condition through the arts and humanities. You can make the most of your capacity for pleasure and satisfaction, which allowed your ancestors to thrive and thereby allowed you to exist. You can appreciate the beauty and richness of the natural and cultural world. As the heir to billions of years of life perpetuating itself, you can perpetuate life in turn. You have been endowed with a sense of sympathy—the ability to like, love, respect, help, and show kindness—and you can enjoy the gift of mutual benevolence with friends, family, and colleagues. And because reason tells you that none of this is particular to you, you have the responsibility to provide to others what you expect for yourself. You can foster the welfare of other sentient beings by enhancing life, health, knowledge, freedom, abundance, safety, beauty, and peace. History shows that when we sympathize with others and apply our ingenuity to improving the human condition, we can make progress in doing so, and you can help to continue that progress.» Steven Pinker, Enlightenment Now: The Case for Reason, Science, Humanism, and Progress, Penguin Books, 2018. p. 3 de 556
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