Gracias Pelao Vade, gracias Carolina Tohá
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Publicado en El Mercurio, 31.12.2023
Publicado en El Mercurio, 31.12.2023 El Presidente está en terapia y tiene buenas razones para estarlo. En lo personal, su debilidad por una vida licenciosa debe contenerse para cumplir con sus obligaciones; su amor de varios años llegó a su fin; sus amigos de aventura más cercanos eran incompetentes o corruptos; la que le queda, nunca da la cara cuando hay problemas y es más leal a su partido que a su Presidente; y finalmente está en un cargo para el cual no tiene las competencias, preparación ni experiencia y se ve obligado a tomar decisiones diariamente sobre cuestiones complejas de las que no sabe o no entiende, pero que tienen efectos reales sobre personas de carne y hueso. Es como si todos los días usted tuviera que decidir sobre tratamientos médicos de vida o muerte sin nunca haber pasado por una escuela de medicina: estaría apanicado y con terapia.
Nuestro país está igual. Quiere prosperidad, pero trabajando poco. Quiere trabajo, pero ahuyenta a las empresas. Quiere salud y educación de calidad, pero sin pagar por ellas. Quiere seguridad, pero se dedicó a atacar a Carabineros. Quiere buenas pensiones, pero aplaudía los retiros y se gastaba los ahorros para la vejez. Quiere solida-ridad, pero con la plata de los demás. Y quería una nueva Constitución, pero la rechazó dos veces. Chile está adolescente: tiene ínfulas de deportista de élite, pero fuma y carretea como púber. Prefiere quedarse como eterna promesa más que pasar por el calvario del esfuerzo y el sacrificio que corona con el éxito. Jorge Quiroz, en su columna del domingo pasado, lo definió muy bien: padecemos de bovarismo (en honor a Madame Bovary), un delirio onírico que nos hace fantasear con un mundo perfecto frente al cual la realidad de nuestra existencia nos deprime.
«Después de destruir medio país, tratar de botar un gobierno democrático y gastar 320 millones de dólares, llegamos donde mismo».
Este año termina con un evidente fracaso político y económico. Pero sí es el año de las mujeres destacadas. Por el lado bueno, Beatriz Hevia, Verónica Undurraga, Evelyn Matthei y Rosana Costa. Y por el malo, Camila Polizzi, Catalina Pérez y Karina Oliva.
Nuestro gobierno queda al debe y nuestra oposición también, porque sabe lo que no quiere, pero no es capaz de consensuar en un sueño de país para sus electores. En fin, después de destruir medio país, tratar de botar un gobierno democrático y gastar 320 millones de dólares, llegamos donde mismo.
La verdad es que estamos como en Hollywood, donde alguien decía que todos tienen un terapeuta para que nadie piense que están locos. Los países tienen los presidentes que se merecen y Chile se ha transformado en el campeón de las volteretas y claramente requerimos terapia.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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