El «wishful» thinking del Gobierno
En su discurso de aceptación del Nobel de Economía en 1974, F. A. Hayek advertía que hay quienes «piensan que nuestro creciente […]
Publicado en La Segunda, 27.09.2023En su gira internacional, el presidente Boric, otra vez, invoca imaginarios taquilleros en vez de republicanos. Salvador Allende, los árboles y los mares. Le faltaron las mascotas, porque sí habló de fiestas, de carretes y del 18. También criticó a Ortega y su dictadura en Nicaragua, pero nada a la cubana y venezolana. Él mismo había dicho en ese discurso que había que condenar a los Estados violadores de Derechos Humanos, de manera «clara, sin importar cuál sea el color del gobierno». Le vino alzheimer de repente porque justo se le olvidó lo que ocurre en Cuba y Venezuela y lo que había dicho Francisco Cox, a quién él mismo había contratado meses antes, a través del Ministerio de Educación, para defender a su ministro Ávila de una acusación constitucional. Cox fue parte de la misión de la ONU que busca esclarecer los hechos en Venezuela y dijo lo obvio: hay mecanismos de opresión estatal que tienen «diferentes grados de intensidad, acordes a la naturaleza y fuerza de la disidencia». Sobre Cuba el presidente parece que necesita más evidencia, porque nunca ha dicho nada, a pesar de los 64 años que llevan oprimiendo, persiguiendo y matando gente. Sus asesores deberían al menos leer el informe en que trabajó Cox donde, en su párrafo 33, dice que «agentes cubanos del Estado han dado clases, aconsejado y participado de acciones de inteligencia y contrainteligencia» a miembros del Fuerza Armada Nacional Bolivariana (de Venezuela, por si acaso), además confirmar la antigua —desde 2006— cooperación oficial y confidencial entre los ambos servicios de inteligencia. Es decir, Cuba exporta su modelo perseguidor y torturador de «disidencias» —para utilizar el lenguaje de moda—.
«Boric quizás está siguiendo escuela de la expresidenta Bachelet, que no vio nada raro mientras vivía en la RDA y que no cree que la UP haya sido un periodo violento —y eso que era dirigente del PS—. Apenas, con suerte, vio "algún linchaco por ahí"».
Boric quizás está siguiendo escuela de la expresidenta Bachelet, que no vio nada raro mientras vivía en la RDA y que no cree que la UP haya sido un periodo violento —y eso que era dirigente del PS—. Apenas, con suerte, vio «algún linchaco por ahí», dijo ella. Boric en unos de sus discursos criticó a EE.UU. porque, para él, «declarar que Cuba es un país que promueve el terrorismo no sólo es falso, sino que nos violenta». No sé a quién incluye en ese uso plural de una expresión horrible, pero, la verdad, es que Cuba y su ejército protegen y refugian a los líderes del ELN, quienes tienen cargos por diferentes crímenes terroristas en su país, Colombia. Cuba se niega a extraditarlos, a pesar de que Colombia se lo ha pedido varias veces, y por eso es que EE.UU. volvió a incluirla en la lista: por violar el compromiso que habían tomado en 2015: «dejar de apoyar al terrorismo». Boric después, conversó y se sacó fotos con su Stiglitz, quien lo apoya públicamente, tal como lo hizo con Chávez, Morales, Correa y los Kirchner. Buen grupo en el que estamos, veremos si nos saca también unos dólares como lo hizo con ellos.
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