Durante el aniversario del 18-O se habló de manifestaciones sin un liderazgo político que las guiara. La oposición, y en general, gran parte de los personajes que alababan a la primera línea y su lucha contra las antagónicas fuerzas policiales se dieron cuenta que ya no podían seguir obteniendo réditos políticos desde la calle.
También ingresó un poco, solo un poco, de sentido común a la discusión pública cuando se alegó falta de actuar de Carabineros en contra de las barras bravas y otros que lanzaban bombas molotov y fuegos artificiales, cual funeral de narcotraficante.
Falta claridad, faltan convicciones, aún en aquellos que decían tener el panorama claro.
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