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Macri, el otro vencedor Publicado en El Líbero, 24.11.2023

Macri, el otro vencedor

imagen autor Autor: Juan Lagos

La sorpresiva victoria de Javier Milei en la segunda vuelta presidencial argentina representa un hito en la historia política de Hispanoamérica. El pueblo trasandino de manera contundente se manifestó en las urnas rechazando la miseria en la que los ha sumido el kirchnerismo y optando por darle una oportunidad a las ideas de la libertad que Milei ha defendido con energía y pedagogía durante años a través de las más variadas plataformas.

El triunfo de Milei fue la derrota de Sergio Massa y evidenció los límites que tiene la política profesional a la hora de disimular los estropicios que ella misma deja, ya sea por acción o por omisión. Poco importó que el ministro de Economía se mostrara superior en el último debate presidencial o los millones de dólares que destinó clientelarmente en su campaña. La inflación interanual de 140% o el alto precio del dólar, resonaron más fuerte en las urnas que cualquier asesoría política por muy notable que esta fuese. La elección se convirtió en un referéndum sobre la realidad económica tangible que enfrenta el ciudadano promedio, llevando a Milei al poder con la promesa de un cambio radical.

Junto con Milei, el otro vencedor de esta jornada fue el expresidente Mauricio Macri, demostrando que existe vida política para un exmandatario más allá de una nueva aventura electoral. Aunque Macri consideró en un principio presentarse nuevamente para la presidencia, finalmente decidió renunciar a su candidatura y apoyar a Patricia Bullrich en las primarias de Juntos por el Cambio. Muchos interpretaron esta movida como el fin de la carrera política de Macri, entre ellos Horacio Rodríguez Larreta, quien decidió reemplazar su liderazgo, distanciándose programáticamente del expresidente y apoyando a Martín Lousteau en las elecciones por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en desmedro de Jorge Macri, primo de Mauricio.

Con los bonos políticos a la baja de Macri y ante la sucesión forzosa que pretendía Larreta, es cuando a Javier Milei se le ocurre reivindicar la figura del expresidente argentino a pesar de que previamente Milei se manifestó como un opositor al gobierno macrista. Si en 2018 Milei decía que Macri era un «socialdemócrata» o una versión estúpida del Partido Demócrata de Estados Unidos, años después reivindicaba su figura como estadista y achacaba los males de su gestión en los economistas Marcos Peña y Alfonso Prat-Gay.

«La trayectoria de Javier Milei y Mauricio Macri ilustra cómo la adaptación estratégica, lejos de significar una renuncia a principios fundamentales, puede reforzar la presencia y el impacto de estos en el escenario político. Esta elección subraya la relevancia de reconocer y abrazar las diferencias dentro de las corrientes de la derecha».

Es cierto que Milei cambió, pero Macri también lo hizo. Si antes inauguraba una estatua de Perón con el sindicalista Hugo Moyano o decía que «si Perón viviera se afiliaría a Juntos por el Cambio», no tardaría en advertir que contemporizar con el populismo para llegar al poder ya no era una alternativa aceptable, tal como lo señaló en su último libro Para qué: «El populismo nos trajo hasta aquí con su mensaje repetido hasta el hartazgo, ese según el cual el Estado es el único protagonista de nuestra vida social y económica. No lo es. Es más: el Estado es el que más ha hecho por destruir y complicar la vida de los argentinos con sus políticos irresponsables, costosas e ineficientes».

Hay quienes ofrecen el siguiente relato para interpretar lo sucedido en Argentina: «Milei odiaba a la casta y tuvo que aliarse a ella para llegar al poder». Se trata de un discurso simplista, incapaz de dar cuenta de lo que realmente sucedió el domingo pasado. Milei hizo mucho más que avenirse mansamente al poder establecido: cambió el eje de la discusión que había dominado las últimas décadas de la política argentina. Gracias a Milei, Argentina ya no se divide entre peronistas y antiperonistas, la nueva grieta política es ideológicamente más poderosa y divide aguas entre colectivistas y liberales. A causa de este nuevo clivaje Milei pudo lograr apoyos de los halcones de Juntos por el Cambio y del peronismo federal desencantado del kirchnerismo, fuerzas que en esta oportunidad demostraron ser más poderosas que las palomas de Juntos por el Cambio y los herederos de Cristina y Nestor.

En este histórico contexto argentino, emerge una lección invaluable para la política contemporánea: la importancia de la flexibilidad manteniendo una coherencia esencial en el cambio. La trayectoria de Javier Milei y Mauricio Macri ilustra cómo la adaptación estratégica, lejos de significar una renuncia a principios fundamentales, puede reforzar la presencia y el impacto de estos en el escenario político. Esta elección subraya la relevancia de reconocer y abrazar las diferencias dentro de las corrientes de la derecha. La unión entre estas facciones, respetando sus particularidades, pero enfocándose en objetivos comunes más amplios, resulta crucial para forjar un frente sólido y efectivo.

Argentina tiene una oportunidad de oro para demostrar que las ideas de la libertad son las únicas capaces de garantizar el progreso de una nación y el florecimiento de cada uno de sus miembros. En este escenario, es esencial que la generosidad y la amplitud de miras prevalezcan entre aquellos que están comprometidos con superar el legado peronista. Este momento histórico demanda que los esfuerzos colectivos y la unidad de propósitos sean más fuertes que cualquier ambición puntual que pueda surgir. Argentina, por tanto, tiene ante sí el desafío y la oportunidad de ser un faro de esperanza, un ejemplo de cómo las fuerzas alineadas con la libertad pueden, efectivamente, sacar a un país del atolladero y encaminarlo hacia un futuro de prosperidad y estabilidad.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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