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Dada la moda de las estafas piramidales, sería bueno explicitar que éstas y los también de moda sistemas de reparto, se basan en exactamente el mismo principio. En aquellas, los inversionistas iniciales -y, por cierto, el estafador- se benefician en perjuicio de los siguientes, y en éstos, los primeros jubilados -y, claro, los políticos contemporáneos- festinan con cargo a sus nietos y parientes.
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