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El problema de fondo es que tanto los candidatos como los electores, en general, promueven la gran ficción donde todo el mundo trata de vivir a costa del resto, sin importar los costos futuros de aquello. En esa dinámica parasitaria, donde unos ofrecen y otros piden.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»