Resulta curioso que en un país donde se ha adquirido tanta sensibilidad en torno a los derechos sociales se asuma con naturalidad el impedimento en el ejercicio de estos derechos-prestaciones.
En tiempos de pandemia esto se evidencia en la reticencia de ciertos sectores a la vuelta de clases presenciales. Pero la hipocresía en esta materia tiene larga data en nuestro país: en Chile se realizan al año múltiples manifestaciones ilegales -tomas de colegios, paros en la salud, etc.- en nombre de los derechos sociales, eventos que no hacen más que interrumpir las clases y alargar las ya extensas esperas en la salud.
En definitiva, la protesta por mejores derechos sociales se ha realizado a costa de los derechos de los más débiles.
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