Programa Boric: Bachelet II en esteroides
He seguido las propuestas de Gabriel Boric y vi a Nicolás Grau, su jefe programático, en el CEP. Es admirable el desenfado y elocuencia con que expresan malas ideas. Las presentan como convenientes y pareciera que estuvieran respaldadas por evidencia.
Centran su modelo en el cambio climático como si lo fuéramos a solucionar nosotros. Chile no es relevante ni en causar ni en solucionar el tema. Es más, podemos apagar Chile e hibernar y el planeta no se va a enfriar (Chile emite menos Co2 al año que China en 3 días), pero ellos quieren condicionar nuestro desarrollo al clima. La tierra se está calentando hace 18 mil años (en ello influye el hombre, la actividad solar, volcánica, las orbitas de Júpiter y Venus, etc) pero nuestro Chile querido va a detener el cambio climático . Parece que mientras la ciencia avanza, el conocimiento científico de nuestros jóvenes se degrada. Es más fácil escuchar a Greta que leer.
Sus propuestas para Chile son una vuelta al pasado: aumentar impuestos (van 23 alzas desde 1990 que han limitado nuestro crecimiento); reeditar la negociación colectiva ramal (idea económicamente absurda y que hoy sería una colusión ilegal); limitar la capacidad del dueño de administrar su empresa y castigar a todos los que ahorraron y no gastaron en el pasado (impuesto al patrimonio). Estas ideas evocan la contribución del Enola Gay a la arquitectura de Hiroshima. Nadie que entiende un poco de empresas puede creer que así se promueve la inversión. Las empresas que existen se irán a modo supervivencia; nadie creará una nueva o lo harán en paraísos fiscales siguiendo a los unicornios (NotCo, et al) y los ahorrantes emigrarán o se llevarán su riqueza antes que se la roben. Lo más innovador es proponer un banco estatal del desarrollo cuando el estado ya tiene 2 (Corfo y el Banco del Estado).
Dicen que escuchan y que se basan en evidencia pero le preguntan a los que piensan como ellos; usan evidencia sesgada que avala sus prejuicios y correlaciones espurias que no demuestran causalidad. Si se trata de inversión, no le preguntan a los empresarios sino que a los que viven de ellos. La supuesta evidencia es usar Uruguay y Europa de la postguerra como referentes. Uruguay tiene un sector servicios desarrollado como refugio tributario para argentinos y brasileños; vive de una economía negra que le dejan millones de turistas y más del 18% de su población ha emigrado buscando oportunidades en otras latitudes. Si de Chile emigraran 3 millones de profesionales y emprendedores bien remunerados mejoraría la igualdad (Gini) pero nos empobreceríamos todos. Uruguay es inmejorable para vivir, veranear y jubilarse. Pero no es un referente para emprender ni progresar. Europa de la posguerra se recuperó -a pesar de los impuestos altos y no gracias a ellos- porque tenía el financiamiento (plan Marshall); la necesidad (infraestructura que reconstruir, millones de desplazados y huérfanos y mutilados que mantener); el capital humano y el compromiso vital nacido de un sufrimiento inimaginable que lleva a sacrificios excepcionales para salir adelante. Pero además pudo ahorrarse su gasto de defensa descansando en EEUU. Así y todo, la Gran Bretaña socialista, siguiendo un programa tipo FA, fracasó y ya el año 79 cuando asume Thatcher Londres había perdido 1/4 de sus habitantes, la inflación campeaba y su economía era mas chica que Italia. Con diagnósticos errados, evidencias sesgadas y medidas contraproducentes, el FA olvida que la riqueza se evapora más rápido de lo que se distribuye. Sus malas ideas ya coartaron nuestra educación, se faenaron las pensiones y seguirán con el resto.
El programa económico de Boric desafía la lógica, como imponer paridad en directorios impares, demuestra una grave ignorancia económica y es una regresión al tradicional estatismo que ha postrado latinoamérica. Los enemigos de la democracia son la violencia, los estados megalómanos y la crisis económica. Boric es ambiguo con la violencia, quiere agrandar más el estado (y ni hablar de hacerlo más eficiente) y su programa provocará una crisis económica. Si lo eligen después no le bastará pedir perdón porque los daños serán imperdonables.