PROCESO CONSTITUCIONAL
Sin perjuicio de que la historia constitucional será vital en el proceso constituyente, nunca podrá servir un argumento comodín destinado a aquietar artificialmente la incertidumbre que genera este proceso: “Todo va a salir bien, tenemos historia”. Ciertamente, tenemos una tradición, pero eso no garantiza que nos valdremos de ella correctamente. La historia servirá solo si somos capaces de aprender de ella.
Tan milenario como el constitucionalismo es la ingeniería y los edificios se siguen cayendo y los países siguen fracasando. Estamos frente a un escenario donde lo único que sostiene el proceso es la voluntad de los convencionales y los pocos límites con los cuales la Constitución le derivó el poder constituyente, de ellos dependerá el éxito o el fracaso en la redacción de una nueva Constitución y pensar que esto “no es” así porque “no debería” ser así, es solamente un autoengaño.