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La elección sin fin Publicado en Emol, 05.01.2022

La elección sin fin

imagen autor Autor: Juan Lagos

“Todo por nada”, es posible que con esa sensación varios se fueron a la cama recién a las 4:15 A.M. de hoy, esperando conocer al próximo presidente de la Convención Constitucional sin éxito. Los canales de TV abierta dejaban de transmitir y los convencionales seguían sin ponerse de acuerdo. Ciudadanos de todas las especies, ya sean noctámbulos o madrugadores, todos arrepentidos por un trasnoche en vano.

Ya había pasado la medianoche y tras el fracaso de la séptima votación salieron los convencionales a las afueras del ex Congreso Nacional a dar sus impresiones de este nuevo intento fallido. Curiosamente, la que más me llamó la atención fue la de Jorge Baradit, un personaje que no suele hacerlo. Mientras don Agustín Squella —que no daba más de cansado el pobre— hablaba de la mala impresión que estaban dando a la ciudadanía, Baradit fue más indulgente con sus colegas y dijo lo siguiente: «esto es absolutamente normal. Lo que pasa es que hoy lo estamos viendo frente a cámara, es transparente y ustedes están pudiendo participar desde sus casas».

Sé lo que debe estar pensando ahora: “¡vaya a saber uno lo que es ‘normal’ en la mente de Baradit!”, pero creo que a su afirmación se le puede sacar más provecho de lo que ofrece a primera vista y lo haré por medio de tres consideraciones.

En primer lugar, creo que es pertinente contradecir a quienes nos quieren hacer creer que el espectáculo ofrecido por la Convención entre ayer y hoy es el incomprendido resultado de haberle puesto fin a la vilipendiada “cocina”. Esta sigue donde está y se llevaba a cabo durante los recesos —en ese instante donde, curiosamente, se cortaba la transmisión oficial—. En buena hora que así sea, siempre habrá cocina mientras exista la política y hay momentos donde es precisa la reserva si queremos llegar a acuerdos con mayor eficiencia.

En segundo lugar, si algo evidenció la larga jornada de la elección de la mesa de la Convención es la poca capacidad de negociación de nuestros convencionales. Pasaron las horas —cigarrillos y selfies mediante— sin que nadie fuera capaz de causar algún cambio relevante. Desde un principio se vio que solo existían dos claves para destrabar la elección: o se ponían de acuerdo los dos grandes bloques de izquierda o uno de ellos se ponía de acuerdo con Eric Chinga y los suyos ofreciéndole la vicepresidencia a este. Una de las reglas básicas de negociación es saber que existen ‘intereses’ además de ‘posiciones’, porque son estas las que terminan consiguiendo los acuerdos. A partir de la cuarta votación ya se sabía claramente cómo evitar el papelón de madrugar sin lograr avances. Posiblemente el problema estaba en que, a juzgar por las declaraciones de Baradit, la mayoría de los convencionales no eran dimensionar el problema.

 “Es pertinente contradecir a quienes nos quieren hacer creer que el espectáculo ofrecido por la Convención entre ayer y hoy es el incomprendido resultado de haberle puesto fin a la vilipendiada “cocina”. Esta sigue donde está y se llevaba a cabo durante los recesos —en ese instante donde, curiosamente, se cortaba la transmisión oficial—.”

Y es que, si bien había mucho de mentira en las declaraciones de Baradit, existía algo que nadie puede contradecirle al exitoso novelista y desafortunado tuitero: su percepción de que alargar por horas la elección era normal. Esta personalísima apreciación refleja uno de los puntos más débiles del proyecto de extrema izquierda en Chile: su cultura política es extravagante para buena parte de los chilenos, incluso para muchos que votan por ellos. En resumidas cuentas, lo que Baradit ve como normal le resulta extraño a la mayoría del país. Son muchos los que acusan problemas de comunicación en la Convención sin advertir que el problema puede estar en ellos mismos y no en la prensa o las redes sociales.

No hace falta ser de derecha para repudiar la cansina dinámica de las asambleas universitarias (por eso tan pocos estudiantes participan en política universitaria) y esto debe entenderlo la extrema izquierda si quiere evitar nuevos bochornos ahora que el país les ha dado las riendas tanto de la Convención Constitucional como del Gobierno de Chile.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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