Nostálgicos del octubrismo
Ante la derrota del Gobierno en las elecciones de la mesa del Senado, que confirmó la minoría en la cámara […]
Publicado en El Diario Financiero, 29.10.2020Señora Directora:
En medio del debate sobre los rostros para una eventual Convención Constituyente, se ha levantado el debate sobre el rol que los independientes tomarán en el proceso. Y es que con lo desprestigiada que están la élite y los partidos políticos, no es raro que la gente se vuelque a estas alternativas. Sin embargo, me gustaría aclarar un punto que suele confundirse cuando uno se refiere a este tipo de candidatos.
Primero, un independiente no es una persona apolítica. El independiente no milita en partidos políticos, pero puede tener posturas claras, seguir preceptos ideológicos o incluso, compartir y perseguir propósitos personales y políticos.
Ser apolítico, por otro lado, es ser apático y rechazar todo lo que tenga que ver con la política.
Una persona que se considera así difícilmente tiene interés por participar en un proceso como el constitucional y menos aún tiene una opinión sobre temas que serán claves en la discusión. Como recomendación, si uno espera votar por un independiente, es preferible revisar cuál es su tendencia ideológica, para no llevarse sorpresas cuando ya sea demasiado tarde.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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Publicado en El Diario Financiero, 29.10.2020«La libertad es un derecho humano fundamental,
sin él no hay vida digna.»