Consistencia
Señor Director:
Todos sabemos que la política es dinámica; que aquello que fue efectivo hace poco hoy ya no lo es más y que, por consiguiente, la ductilidad, la ‘muñeca’ o ‘el juego de piernas’, es un activo que debe tener todo político. Sin embargo, la adaptabilidad no es simple acomodo y los políticos deben ser capaces de cultivar al mismo tiempo su credibilidad.
Lavín dijo que se presentaría a las municipales y ahora no lo hace; Matthei dijo todo lo contrario y ahora se presenta a la reelección por Providencia. Esta falta de consistencia tarde o temprano termina pasándoles la cuenta a aquellos que no son capaces de honrar su palabra. Esto no es solo desdeñable desde el punto de vista moral, también lo es en un sentido pragmático: a un político le conviene no quedar como un mentiroso y la primera lección que deberían aprender para estos efectos es la siguiente: no prometer lo que de seguro no podrán cumplir.
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