Barbarie y venganza
El atentado terrorista en París contra Charlie Hebdo, hace pocos días, promete tempestades. Es cuestión de memoria: Oslo, 22 de julio de 2011. Un auto bomba estalla en el centro de la capital noruega, en instalaciones gubernamentales, matando a ocho personas.
El mismo día, en la isla de Utoya, un sujeto armado liquida a tiros a 69 jóvenes de las juventudes laboristas que participan en un campamento. Saldo: 77 muertos en escasas horas. El asesino no es un pobre lunático.
Es Anders Behring Breivik, un hombre resuelto a combatir el multiculturalismo y la amenaza de islamizar Europa. Ha matado a los “traidores” que, en su visión, han abierto las puertas a los hijos de Alá con sus “políticas tolerantes”.
Así lo explica él mismo en su manifiesto “2083: A european declaration of independence”. Las 12 víctimas fatales del mortífero ataque en Francia no son un registro estadístico aislado, como tampoco lo fueron las de Madrid en 2004 y las de Londres en 2005. No son solo los desafortunados caídos en un mal día de enero, sino también el argumento de un movimiento ideológico que crece con peligrosa rapidez y pasmoso éxito.
Son la motivación de los Anders Behring Breivik y de algunos políticos que, aprovechando el miedo, la rabia y la consternación, ganan cada vez más espacios y simpatías. La infame barbarie islámica está alimentando a la bestia de la venganza. De explotar, su furia azotará a las comunidades musulmanas… y hará temblar los cimientos culturales de libertad, paz y convivencia en Europa.
Fuente: Pulso