Baquedano: sociedad y Estado fracasados
Al margen de los argumentos a favor o en contra de la imagen del general, la remoción del monumento de Manuel Baquedano es relevante y simbólico por tres motivos que veremos a continuación.
Investigador Senior de la Fundación para el Progreso. Ingeniero Civil Industrial de la Universidad Técnica Federico Santa María, Magíster en Economía y Finanzas de la Universidad Politécnica de Milán Italia, y PhD en Economía Política de la Universidad King’s College London. Sus investigaciones académicas han sido publicadas en distintos libros y revistas científicas internacionales como Journal of Institutional Economics, Review of Political Economy, Constitutional Political Economy Journal, y Review of Social Economy, entre otras.
Al margen de los argumentos a favor o en contra de la imagen del general, la remoción del monumento de Manuel Baquedano es relevante y simbólico por tres motivos que veremos a continuación.
Marzo del 2021 es particularmente temible por distintas razones que lo hacen un mes único y recargado políticamente.
El concepto de coproducción de Ostrom ayuda a entender el por qué es fundamental la vuelta presencial a clases: la educación es un bien social que no se puede producir unilateralmente como un simple zapato o un televisor; es más bien un bien de tipo cooperativo.
Si algo nos enseña nuestra historia es que jugar a la justificación de la violencia por conveniencia es juguetear con una caja de pandora que termina por devorarnos.
Tras largos meses de encierro y privaciones, la llegada de las vacunas a Chile refleja aquella venida de la esperanza y de la primavera.
Cami y su generación degradan y alteran el lenguaje para tratar de justificar su actuar irresponsable y a ratos hasta criminal, representando la irresponsabilidad como coolrebeldía.
La larga inactividad producida por las grandes manifestaciones y protestas que recibió el barrio Lastarria y posteriormente por la pandemia terminaron por ahogar a uno de los locales más clásicos e icónicos del barrio capitalino.
Uno de los grandes temas que pareciera resurgir con fuerza en nuestro debate constitucional es el de la propiedad privada y su fortalecimiento o debilitamiento.
La corrupción municipal pareciera ser hoy transversal y endémica y quizás mucho mayor que la que se ve dentro del Estado central y los ministerios públicos.
Si hay alguna palabra que puede expresar mejor lo ocurrido durante el caótico 2020, es la palabra “crisis”, sobre todo aplicada a nuestro país.
El último mes del 2020 nos ha ayudado a desmentir 2 creencias equivocadas; que el 18-O era una revuelta contra el neoliberalismo y que la pandemia nos ayudaría a formar una sociedad menos individualista.
Algo interesante que nos deja el último mes de 2020 es el hecho de que ha desmentido y echado por tierra creencias equivocadas, pero que han imperado en las calles desde el 18-O.
A pesar de haber superado ordenada y pacíficamente el plebiscito del 25 de octubre, en donde la mayoría de la ciudadanía decidió democráticamente que nos embarcáramos en un nuevo proceso para redactar una carta fundamental, poco se ha discutido en torno a cómo realmente va a operar la Convención Constitucional y cuales serán sus reglas y procedimientos.
Desde aquellos convulsionados y efervescentes días de octubre del 2019, mucho se ha hablado respecto a que lo que falta en Chile, y uno de los motivos principales del 18-O ha sido la ausencia de dignidad.
En el 2016 el Banco interamericano de Desarrollo (BID) publicó un libro titulado Ahorrar para desarrollarse, con la intención de sugerir a todos los países latinoamericanos que una estrategia clave para poder salir del subdesarrollo y alcanzar altos niveles de progreso era fomentando el ahorro interno.
La semana pasada de forma insólita el gobierno presentó un proyecto para permitir un segundo retiro del 10%, pero con ciertas diferencias respecto al que avanza en el Congreso.
En materias de orden público-económico debemos promover una nueva Constitución que sepa encapsular los ideales liberales y modernizadores de un progresismo responsable.
Lo que han hecho estos dos economistas y académicos de la Universidad de Stanford, ganadores del Premio 2020, es contribuir a la economía práctica ayudando a que los Gobiernos puedan diseñar mejores licitaciones públicas.
Los derechos sociales no caen como maná del cielo, ni tampoco emergen de un plumazo constitucional, sino que más bien requieren gastos fiscales y económicos para ser producidos, ya sea por el Estado o por un ente privado.
Con la participación masiva en el histórico plebiscito del 25 de octubre, los chilenos han dado muestra, una vez más, de su amplio compromiso pacífico con las formas institucionales y representativas de la democracia como único método para resolver los problemas comunes.