Antonia Russi

Pasante de Investigación de la Fundación para el Progreso. Es psicóloga clínica de la Universidad de Los Andes y actualmente estudia Licenciatura en Historia en la misma casa de estudios.

Opiniones

El silencio feminista

Las últimas semanas han estado fuertemente marcadas por hechos violentos contra las mujeres. Desde el…

Cayetana y el feminismo

Las mujeres no nacen víctimas, pero hacerlas sentir que sí “es el primer paso hacia el dominio y el sometimiento por parte de un presunto salvador, hombre o mujer” y le agregaría: ideología política.

¿Autonomía o Autodominio?

La Convención Constitucional aprobó el artículo 19 del informe “De las Autonomías Territoriales Indígenas”. En ella se postula que “son entidades territoriales dotadas de personalidad jurídica de derecho público y patrimonio propio, donde los pueblos y naciones indígenas ejercen derechos de autonomía”.

Victimismo y sus ganancias

Hoy en día, pareciera que cada uno se siente víctima en algún aspecto de su vida. Esto no tiene nada de raro ni de negativo a priori.

La semana política en DF MÁS

Según el Índice de Democracia de 2021, elaborado por la prestigiosa revista británica The Economist, Chile retrocede cinco puestos en los últimos dos años.

Los costos del buenismo inmigratorio

Esta semana, un video de inmigrantes golpeando a Carabineros en Iquique azotó las redes sociales. Impacta sobretodo por ser un contenido violento, pero también porque transgrede muchos de los valores propios de una sociedad.

Delirio, cultura y verdad

Es casi evidente que estamos ante una época algo delirante: llegan al poder por vía democrática partidos políticos de comprobada trayectoria antidemocrática en América Latina.

El factor miedo

El miedo es una emoción ampliamente documentada por la psicología. Proviene de uno de los sustratos más antiguos de la evolución humana, y responde a la reacción primitiva del sujeto ante una amenaza.

Monomanía y estupidez

El clima de intimidación que rodea a quien piense distinto es cada vez mayor. El órgano constituyente y su idea de ‘negacionismo’ es un ejemplo agresivo de deriva totalitaria.

La importancia moral de ser individuo

Hoy en día se puede percibir una narrativa que castiga la individualidad. Pareciera que buscar el bienestar individual se asociara al egoísmo, avaricia y otros tantos pecados que amenazan la vida en sociedad.

La semana política en Chile

Robert Frost termina su célebre poema Mending Wall con una frase muy atingente a nuestro último impasse diplomático con Argentina: “Good fences make good neighbors” (Las buenas cercas hacen buenos vecinos).

En los últimos dos años, la discusión pública se ha vuelto algo desagradable. Es evidente que han existido eventos conflictivos, como la crisis post 18 de octubre, o la catástrofe pandémica que aún padecemos. Pero estos, a pesar de su gravedad, no dejan de ser elementos circunstanciales de un sistema complejo en constante desarrollo como lo es una nación. Tampoco ha sido problema el encuentro de opiniones diferentes, jamás sería algo conflictivo mientras se goce de un sistema democrático. Lo que ha vuelto el asunto “color de hormiga”, ha sido la creciente actitud de quienes imponen un nuevo establishment, aquellos que mediante un post se atreven a considerarse moralmente superiores. Algunos de estos actores juzgan a otros de “poco solidarios” por no sumarse al carro de la justicia social. Otros reprochan la inconciencia de quienes no priorizan el cuidado del medio ambiente. También, están aquellas que consideran “mal agradecidas” a las mujeres que simplemente no adhieren a las ideas del feminismo posmoderno. Da igual cual valor sea, lo abrumante es la paradoja de la imposición de una tolerancia intolerante. De esta actitud se sigue la falsa idea de poder ofender y destruir ciertas culturas o ideas en nombre de otras que, hipotéticamente, han sido menoscabadas a lo largo de la historia. Esto, es lo que en psicología se denomina la mentalidad del victimismo. En un mundo globalizado, esta característica no se reduce a la idiosincrasia chilena. Bastante se ha escrito sobre el tema, puesto que es un hecho global que está destruyendo las mentes de las nuevas generaciones. El victimismo es un tipo de vínculo interpersonal que consiste en aquella búsqueda incesante del reconocimiento externo de la propia victimización. Es decir, existe una necesidad por ser considerado víctima. Novedosamente, la victimización viene acompañada del denominado “elitismo moral”, que se comprende como un tipo de mecanismo de control, que mediante acusaciones de inmoralidad, injusticia y egoísmo, se percibe a sí mismo como moralmente superior (Kaufman, 2020). Así, el victimismo se inserta en lo que se denomina un estilo atribucional externalizante, cuyo significado es que la responsabilidad de los distintos eventos se posiciona fuera del individuo afectado. Es importante aclarar que la mentalidad del victimismo no requiere de un victimario real. Esta responde a la autoimagen de mártir, de alguien que sufre y se ve a sí mismo como desvalido frente al mundo. Otro componente es la falta de empatía por el sufrimiento de los demás, explicado por la creencia de la inferioridad del sufrimiento ajeno. Lo anterior explica que estas personas se sientan con el derecho de comportarse de forma agresiva y egoísta, puesto que su sufrimiento es demasiado alto como para responsabilizarse de sus actos (Kaufman, 2020). Ahora bien, es razonable defender valores distintos, también es deseable que las personas estén dispuestas a defenderlos. El problema está en la creencia de que la responsabilidad y solución es trabajo de otros, que alguien debe pagar por lo sufrido. Se está educando a jóvenes como víctimas “oprimidas” y sometidas, no como agentes activos del cambio. Los hechos son claros, cuando las personas perciben la responsabilidad de forma internalizante, son más exitosas y con mayores estrategias de afrontamiento de problemas (Buddelmeyer & Powdthavee, 2016). Nadie niega la existencia de eventos desafortunados, todos estamos expuestos a sufrir situaciones de las cuales no tenemos control alguno. El punto está en que, al volcar la resolución en uno mismo, las posibilidades de superación y resiliencia son mayores (Buddelmeyer & Powdthavee, 2016). Así, sería más útil que la formación de las nuevas generaciones tuviera sentido de realidad y responsabilidad. Como ya hemos dicho, nadie podrá evitar que las personas sufran eventos dolorosos, pero si se pueden forjar personalidades fuertes, que se antepongan a las adversidades y que asuman la responsabilidad del curso de sus vidas (Bonanno et al, 2010). Entonces, ¿por qué educar como víctimas, cuando podemos formar individuos libres?

La psicología del victimismo

Nadie niega la existencia de eventos desafortunados, todos estamos expuestos a sufrir situaciones de las cuales no tenemos control alguno.

 

"La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla"

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