El gabinete moderado de Gabriel Boric podría ser la mano del mago que distrae mientras la Convención es la mano que hace el truco que nos lleve hacia un régimen autoritario.
Además, hay muchas ideas de Aristóteles, Platón, Locke, Darwin, Stuart Mill o el Chuña que, además de erradas, a nadie le tienen por qué importar y menos abrazar.
Ignoro la preponderancia del señor Salas en la política exterior chilena. Pero si las críticas que se le formulan —calificadas como 'lindezas'— son querer cerrar embajadas y retirar la firma del Acuerdo de Escazú, no debiéramos más que celebrar sus ideas.
En todo caso, si defender la primacía de un individuo (una víctima de una violación o la humanidad de un militante) por sobre un supuesto “bien mayor” del colectivo (una Iglesia o un partido político), diría que sí, que soy un “individualista”.
Jorge Peña, en su respuesta a Adriana Valdés, dice estar en profundo desacuerdo con ella respecto de esa idea de que lo antiguo ya no se sostiene en política; y menos si se buscan votos.
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, junto a otros economistas socialistas, han expresado su apoyo al candidato Gabriel Boric.
En el debate le preguntaron a Boric si los fondos ahorrados por una persona que había impuesto toda su vida y moría a los 64 años —uno antes de jubilar— los heredaban sus hijos
Pablo Aguayo responde a mi carta criticando a Hayek por defender la idea de una democracia limitada.
Pablo Aguayo, quien firma como doctor en Ética y Democracia, dice en su diario que los liberales en Chile no son tales porque defenderían 'doctrinas que establecen una sola forma de vida buena'.
Las ideas de Boric sobre la sociedad civil, la libertad de prensa y la libertad individual son claras en su historial como congresista y en su programa de gobierno propuesto.
Daniel Matamala, en su última columna, se refiere a un intercambio que tuve con Mario Vargas Llosa, poniendo al Nobel como canon de cómo debieran pensar los liberales.
Andar culpando de cualquier cosa a “los ricos”, “los inmigrantes” o “la sociedad” solo difumina causas y responsabilidades, y ha sido históricamente una de las principales técnicas retóricas de quienes, a través de sus mitos y relatos, han destruido sociedades.
Propongo un nuevo indicador de subdesarrollo: la cantidad de veces que la élite intelectual y política de un determinado país culpa al 'neoliberalismo' de sus problemas.
Agustín Squella describe al inglés Roger Scruton como un 'neoliberal', reflejando bien el problema al que me refiero cuando critico a Daniel Mansuy por utilizar esa palabra.
El principio de abstenerse ante la duda se aplica cuando se busca proteger a un humano sujeto de derecho, incluso cuando existe una probabilidad de que esté ahí o allá.
Estuve seis años estudiando Economía en la Pontificia Universidad Católica, una escuela lamentablemente más 'Chicago' que la misma Chicago y nunca, pero nunca, se nos enseñó la palabra 'neoliberalismo'.
He estado en contra de los tres retiros y por supuesto retiré el primero. Evité que me lo robe la política, lo ahorré (pero si se vienen los impuestos al patrimonio lo gastaré)
En épocas de crisis como la que hoy vivimos es cuando se ponen a prueba los liderazgos, por más animadversión que se tenga con uno u otro personaje o gobernante.
Es cierto, como dice José De Gregorio, que algunos economistas —los menos— se equivocaron sobre la hecatombe, pero no fue por asustar, sino porque la liquidación de los ahorros para nuestras pensiones de verdad era algo complicado que se logró manejar, especialmente gracias a la acción del Banco Central.
Hace tiempo se viene atacando al Banco Central por parte de sectores de izquierda.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»